Es que el comunismo es un producto monstruoso de la sociedad occidental. Monstruoso, sí, pero de la civilización occidental.
A mí lo que me parece sorprendente, es que algunos defiendan sistemas que si triunfan, ellos serían de los primeros en caer.
Ésta es la contradicción que a mí me interesa, no lo de defender al pobre e ir en plan pijo, ni cosas de ese tipo.
Lo que pienso es que, la fuerza de esos sistemas monstruosos, no está en las dictaduras, sino en los quintacolumnistas del mundo libre, los traidores que aprovechan la libertad, para destruír la de los demás.
Ahí residió la fuerza del fascismo, ahí la del comunismo y ahí, la de los musulmanes. En la de los quintacolumnistas que cerraron filas ante tales atrocidades porque eran "sus hijos de puta." Pues bien, tales quintacolumnistas y traidores que cierran filas ante atropellos totalitarios, son tanto o más hijos de puta que los autores materiales de tales atrocidades.