Y más sobre el honorable Pedro J. Ramírez:
El 20 de junio de 2002 los principales sindicatos convocan una huelga general que es secundada por buena parte de la plantilla de El Mundo, organizándose piquetes que se concentraron en el entorno de la rotativa, situada en Torrejón de Ardoz (Madrid), tratando de impedir el reparto de diarios. La salida de los ejemplares se realizó gracias a furgonetas policiales, que trasladaron los paquetes a un punto de distribución seguro.
Este evento dio lugar a una denuncia interpuesta por Francisco Frechoso (redactor jefe de cierre del diario El Mundo), uno de los redactores que secundó la huelga y que el 21 de junio participó en un programa de tertulias (La Mirada Crítica) durante el cual afirmó que el diario El Mundo había desinformado sobre la incidencia de la huelga en la redacción, y criticó que la Policía hubiera trasladado los ejemplares del periódico a un punto de distribución seguro, debido a los piquetes en la puerta de la rotativa. Esto dio lugar a que se le denegara, por parte de la dirección de El Mundo, la asistencia a esta tertulia en el futuro, alegando como razón que "se velará por la aplicación del criterio ya vigente, de que ningún trabajador debe aprovechar su presencia en otros medios para lesionar los intereses de su propio periódico", lo cual originó la denuncia de Francisco Frechoso.
La sentencia emitida el 26 de mayo de 2003 fue contraria a Francisco Frechoso quien elevó un recurso de súplica, que también perdió, el 28 de diciembre de 2004. Finalmente, el 21 de mayo de 2007 y como resultado de un recurso de amparo, el Tribunal Constitucional dictó sentencia a favor de Francisco Frechoso, reconociendo su derecho a la libertad de expresión.
En julio de 2005, se abrió una causa contra él por desobediencia por negarse a entregar al juez Juan del Olmo la copia del sumario del juicio por los Atentados del 11 de marzo de 2004 que obraba en su poder. El 13 de septiembre la causa fue archivada en base al artículo 20 de la Constitución que, estableciendo el derecho a informar libremente, ampara la actitud del periodista
A principios de octubre de 1997, numerosas personas de relevancia pública recibieron, en un sobre con remite falso, un vídeo que contenía escenas de prácticas sexuales, lindantes con el travestismo y el sadomasoquismo, entre Pedro J. Ramírez y una mujer. Se adjuntaba una declaración manuscrita de una ciudadana de origen ecuatoguineano, Exuperancia Rapú Muebake, asegurando que los protagonistas de la filmación eran ella misma y el director de El Mundo.