Esta tarde-noche, mientras tomaba un café en una terraza donde sólo estaba yo fumando mi pitillo y tiritando, he mirado hacia dentro del bar y he visto a mi pareja y mi hijo tomando café y un zumo y echándole un vistazo al periódico, y a más madres y padres con los niños pequeños, incluso varios cochecitos de bebés. Y entonces he pensado:
- Pues la verdad, a los niños sí que les viene bien, porque ya no van a respirar el humo del tabaco que fuman los mayores, incluídos los padres, cuando salen a tomar algo.
Pero claro, después he observado a tres o cuatro tíos tomándose unos whiskis y unos cubatas. Entonces he vuelto a pensar:
- Pues coño. No es tan bueno para los niños. Incluso es peor. Pues antes con eso de que había humo en el bar, no entrabas con el niño y te quedabas en la calle, pero ahora los bares parecen guarderías, y los niños están viendo cómo se toman los mayores, incluídos padres, las copas entre pecho y espalda.
Conclusión: Vamos a fomentar que beber alcohol es normal y lícito, pues los niños acaban haciendo lo que ven de sus padres y demás personas mayores. Osea, que el botellón está asegurado y entre nuestros niños y jóvenes aumentará el alcoholísmo, ¿no os parece?.
A mí si me parece y estoy muy cabreado, pues los papás y mamás que aplauden la entrada en vigor de la Ley Antitabaco para poder ir a tomárselas con sus hijos a los bares y cafeterías, deberían saber que los menores de 16 años no deberían entrar a un bar.
También estoy cabreado porque estas medidas son dictatoriales. Entiendo que en organísmos públicos (hospitales, colegios, centros de salud, oficinas, etc,), no se pueda fumar, incluídos parques infantiles cuando haya niños, o a la salida o entrada de estos a los colegios, pero invadir la propiedad privada con estas medidas, como son bares y restaurantes, me parece un recorte de derechos fundamentales y un golpe de estado a la libertad individual, impropio de un Estado de Derecho. Y más me parece increíble de gente que defiende el aborto (sin límites muchos de ellos) y la eutanasia.
Lo mismo que yo digo que en mi casa fumo si me sale de los cojones, al igual que quien venga a visitarme si quiere (que no lo hago porque está mi hijo. Sólo fumo en mi despacho con la puerta cerrada y la ventana abierta, así como en la terraza y en el lavadero que está abierto), ¿porqué no lo puede hacer también el propietario de un bar o de cafetería?.
En fín. La polémica está servida.