No, aclaro que ya no soy partidario de una resistencia extrema, guerrillera, etc. Sí digo que es honesto defender la capilla como lo han defendido éstos: honesto y legítimo. Sí digo que es honesto y legítimo, un gran movimiento social que tienda a invalidar los privilegios ilegítimos de algunos mafiosos, así como el abuso de los recursos dilatorios, para no enfrentarse a delitos clamorosos y burlar la Justicia por la puerta de atrás de los tecnicismos. Sí digo que debe empezar la resistencia, también con el tema del uso del español, de la bandera, del himno, etc. Sí digo que los jueces deben manifestarse para sacudir las diversas presiones, recursos dilatorios, etc. a fin de promover cambios en la Ley Criminal para que tales maniobras no se produzcan. Y digo también, que tiene que haber un gran movimiento ciudadano que acabe con los arcaísmos judiciales, tales como aforamientos, Tribunales a dedo, etc. exactamente igual que acabaron los franceses con los estamentos del Antiguo Régimen.
Porque es esto: los estamentos se atrincheran en la impunidad de un modo notoriamente escandaloso: privilegios absolutistas en la era de la información globalizada e instantánea, vestigios del absolutismo en pleno siglo XXI: lisa y llanamente intolerable. A todo esto, creo que no es ajena la Corona. No porque la Corona haya participado directa o indirectamente en todo esto, sino porque es la muestra más grosera de todos los arcaísmos. Ciertamente que los que han abusado de su poder, han sido las Cortes, sí, pero han sido en todo momento las Cortes de Juan Carlos I. Localismos, gremialismos, fraude electoral institucionalizado, el terrorismo uno de los poderes fácticos más importantes. Y no sólo ya el macroterrorismo etarra, sino sus numerosas réplicas en forma de vandalismo universitario, grupos nacionalistas violentos financiados con fondos públicos, vandalismo sindical.
Y a la obvia pregunta de si hay que volver a Franco, respondo que no, que Franco es un arcaísmo y no puede ser solución volver a un arcaísmo, si lo que pretendemos es sacudirnos todos ellos, de una vez por todas. Sí, no sabes cómo lamento tener razón, Manuelko. No sabes cómo lo lamento...