Cuando estaba en el bar me vino la inspiración, pero no tenía nada para apuntar y ahora que sí tengo para apuntar, me falta la inspiración.
1. La verdad es que ahora, viendo las cosas con cierta perspectiva, después de todo, no me caen mal los indignados y me desdigo de todo cuanto he comentado.
2. De los indignados hay muchos grupos, algunos incluso que no se manifiestan, o que no lo hacemos por la cosa material, aunque no negamos que está muy mal y que incluso es abiertamente amenazadora.
Y en cuanto a la ultraderecha, a día de hoy prácticamente no existe, desde luego no está en el grupo LD, que es con quien yo simpatizo.
Pero el espacio TDT es limitado y uno ve lo que puede, no lo que quiere. Seamos sinceros. La ultraderecha tiene un componente patológico, un proyecto de "socialización ideológica" más o menos tan peligroso como el de Zapatero. Algo menos, porque no pasa por destruir todos los puentes entre todos los españoles, pero sí de pastorear un ganado, de adecuar los comportamientos del otro hacia como quieren que seamos los demás.
Y el programa que tengo yo en la cabeza no es que el otro sea como yo quiero que sea, sino sencillamente que me dejen ser a mí lo que soy, (español) que los terroristas paguen sus culpas, poner fin a la injusticia del fuerte y a la impunidad del poderoso. Y que se haga una política económica no liberal, ni socialdemócrata, sino una cosa posible, que desde luego no sea este chorreo de dinero, subvenciones, etc. Y eso coincide más o menos con el ideario de Libertad Digital. Nada del otro mundo.
Nada que ver, por ejemplo con esta definición de Pío Moa:
a) Dice no creer que el franquismo pudiese haber continuado, y habla de democracia. Pero de un modo u otro piensa en la “democracia orgánica”, no en la liberal, que detesta. El liberalismo sigue siendo para ella un pecado. Creo que su crítica del mismo es metafísica e insolvente. Su visión del franquismo no es histórica, no ha evolucionado desde él.
b) Establece un lazo demasiado estrecho entre cristianismo y política, tomando al primero, prácticamente, por una doctrina política. La separación entre las dos cosas resulta en todo caso borrosa.
c) Así como la izquierda, siendo en España menos democrática que la extrema derecha, ha sabido explotar al máximo las libertades, la extrema derecha ha sido incapaz y se ha visto arrinconada, de lo cual concluye que la democracia es mala.
d) Así como la izquierda suele fabular a partir del cuento de la lucha de clases, la extrema derecha lo hace a partir de oscuros poderes en la sombra, de preferencia la masonería, el sionismo, las potencias protestantes, o todos ellos juntos. Con ello explica por igual una cosa y la contraria.
Nada que ver con el liberalismo de la gente sencilla... El mensaje ultraderechista es difusa, confusa, muchos pájaros en la cabeza. El mensaje liberal es claro, concreto, va al meollo del problema, el liberal sabe muy bien más o menos lo que quiere, no se pierde en complicaciones. Y no hablo del liberalismo difuso, confuso, raro, doctrinario y extranjerizante de algunos comentaristas: (incluidos algunos de LD) sino del que se respira a pie de calle.