Lo de esta gente es como si en la cabalgata de los Reyes Magos, saliera un imbécil a decir a grito pelado: "me cago en los niños y en sus padres." Lo echarían a patadas de la cabalgata y con toda la razón del mundo. Hay un derecho de manifestación, pero no hay un derecho a perturbar una manifestación, que es lo que pretende la contramanifestación.
En cuanto a los putos indignados, ya digo que tienen radiografías. ¿Para qué? Pues entre otras cosas, para forzar las puertas de las casas.
En cuanto a lo de Joaquín, me había dejado en el tintero otra cosa: lo de cómo empezó la República, convirtiendo unas municipales perdidas, en unas generales ganadas, por arte de magia. Y recuerdo, en fin, los sucesos del 11 de mayo de 1931, quema de numerosos conventos. (Y si no recuerdo mal, también llegarían a quemar luego las bibliotecas, robarían numerosos objetos del patrimonio artístico). Aquello acabó como acabó, porque empezó como empezó. Cuando Franco intervino, lo único que hizo fue evitar la entrada de España en la mundial, como habrían provocado los falangistas, la izquierda, la derecha o los comunistas. Sólo Franco y el pueblo estaban en contra, porque Franco y el pueblo estaban completamente desideologizados, sensatamente desideologizados, lo cual prueba el fracaso de las ideologías. Eso que quedó confirmado con la caída del Muro y que ahora el PSOE intenta resucitar.