La verdad que estoy de acuerdo con vuestras opiniones, tanto de un lado como de otro, no discrepo de ninguna. Todos tenéis razón.
Lo que creo es que al compararnos con otros países llegamos a la frustración. Queremos que nos paguen como en Alemania, que la empresa crea en el trabajador, que nos motiven, que se cuente con nuestras sugerencias, que valoren nuestro currículum, etc.
Pero debemos ser realistas, eso pocas veces puede ocurrir, ya no digo en pymes o ámbitos laborales reducidos, porque desde mi experiencia es (casi) impensable. Yo vengo del sector de los Servicios Sociales (ahora estoy en paro) y en las últimas entrevistas que he tenido (escasísimas por cierto) he sentido verdadera humillación al tratárseme poco menos que de incapacitada para el puesto de trabajo.
Ven mi curriculum (con máster, experiencia y cientos de cursos, además omito que estudio derecho) y les entran sudores fríos.
Sé de sobra que puedo realizar mi trabajo, que valgo para el puesto, que con mis conocimientos puedo llevar a cabo una buena labor y nada. Es culpa del entrevistador? Puede que no, ellos se limitan (a no ser que la empresa sea suya) a cumplir lo que se les ordena. Es culpa del entrevistado? Puede que en ocasiones nos entren los nervios, o no demos un apretón de manos en condiciones, pero no creo que por ellos se nos condene a la pena capital del eterno parado.
Qué en Alemania estaría ya trabajando y dejando de quejarme? Pues seguramente. Pero no quiero irme a Alemania, no quiero separarme de mis amigos, familia, etc. Quiero vivir en mi país, que se me valore como persona capacitada que soy y que se me pague en condiciones. No pido más. Es lo que nos toca, lo que nos merecemos.
No merecemos lo que tenemos ahora.
Respeto y valoro todos los puntos de vista, pero lo que se hace con la clase universitaria de hoy en día en nuestro país clama al cielo.
Saludos.