Estimados compañeros:
Si alguno de vosotros ha seguido mis intervenciones en este foro habrá podido comprobar que me muevo en el terreno de la moderación, el diálogo educado y la antítesis del fanatismo. No quiero desdecirme, sin embargo de mis palabras, tan solo disculparme con la persona que inició este post, álguien que había pasado un buen día: había recibido la clase magistral de un ministro, nada menos y se había encontrado con una noticia, en principio muy positiva y esperanzadora: el supuesto "adiós a las armas" de esa pandilla de paletos sanguinarios (perdón, ya estoy otra vez

)
Sé que este es un tema muy polémico y visceral que quizá debiera llevarse al subforo de política, aunque no necesariamente ya que aparecen mezclados temas tan jurídicos como los Derechos Humanos, la pena como retribución, prevención general, especial y todo aquello que estudié hace tanto. Pero, en fin, yo también soy humano y se me calienta la sangre de vez en cuando ¿Qué le vamos a hacer?.
No he sufrido directamente en mi persona ni en la de ningún miembro de mi familia, gracias a Dios, el desprecio absoluto por la vida de esos espectros con capucha, pero quisiera enviar mas sinceras condolencias y apoyo moral a todos los que han tenido esa desgracia, empezando por los compañeros que lo han expresado aquí.
Este tono melancólico y excéptico viene quizá del tiempo, bastante ya, que he vivido: franquismo, transición, democracia, somos los reyes del mambo, ahora no lo somos...Vamos, que uno está bastante toreado ya y curado de espanto. Sin embargo nada me agradaría más que equivocarme en esto: hay que vivir, amigo mío/ antes que nada hay que vivir/ que ya va haciendo frío, como diría el gran Joan Baptista Humet en una de sus mejores canciones. Tengamos esperanza, pues.
