Los pseudoliberales, utópicos, conservadores de salón, etc. No entienden lo oneroso de la libertad: sí, sí, la cosa, la cosa, pero luego está el precio. Y el precio es el que yo he expresado, ni más ni menos. La libertad, la soberanía, etc. es la primogenitura: la renuncia a la civilización, a hacer lo que sea por conservarla, el desistimiento, el relativismo, etc. es el plato de lentejas. Lo que no se sabe es que el precio es exactamente el mismo, cuando no mucho mayor, como ya demostrara el gran Winston Churchill.
La paz que se ofrece a cambio de renunciar a todo esto es ilusoria.
Libia es el resultado de un desistimiento vergonzoso: después de la descolonización a los salvajes, a las tribus se les ha dado barra libre para asesinar, para exterminarse salvajemente unos a otros. Cuando en Libia pasa esto, cuando en Egipto se persigue a los coptos, el mundo en su conjunto es mucho menos libre: y nosotros también, porque esto también nos afecta a nosotros. Ellos han ganado, nosotros hemos desistido: clara señal de debilidad que no tardarán en aprovechar los totalitarios.