Te digo que en las tertulias, en todas las tertulias, siempre hay un lunático que levita y defiende lo de recortar donde no hay que recortar. Pero así, a pie de calle, nadie defiende que haya que privatizar hospitales, y cualquiera prefiere vender televisiones públicas a quedarse sin médicos, por poner un ejemplo.
Cualquiera defiende una educación pública en el sentido en el que fue concebida, pero no nos podemos engañar: sabemos lo que hay y sabemos que a día de hoy, no vale gran cosa.
Pero por poner un ejemplo, se critica no que haya sanidad pública, sino que el dinero que teóricamente iba a ir para allí, se gaste en fondo de reptiles y las farmacias tengan que trabajar gratis. Se critica que por ejemplo, una empresa no cobre del sector público lo que éste le debe, y que cuando le llega la hora de exigir, el sector público se muestre implacable con exigencias de impuestos, embargos, apremios, etc.
Es decir, se está haciendo una acotación, se están introduciendo unos matices que los forofos socialistas parecen no ver, haciéndose eco de las manipulaciones de sus dirigentes y defendiendo lo público por lo público. Pues no señor: eso debe tener un límite. El liberalismo de salón, no me interesa. Nadie lo promueve, sería injusto y sería suicida. El liberalismo de a pie de calle pone el foco en estas cosas. Es decir: separemos las cosas, para que por lo menos sepamos de qué hablamos.
Y luego, aparte de todo eso, también se pide regeneración institucional, estado centralizado, supresión de autonomías, reforma del sistema judicial, separación de poderes.
En resumen:
Racionalización de gasto y regeneración institucional. Ni PP, ni fascismo, ni hostias, lo que pasa es que los socialistas, los de piñón fijo y carnet en la boca, en su infinita cortedad de miras, disparan prácticamente contra todo lo que se sale de su discurso dogmático y demagógico.