Claro, Quitin, como que el problema no es material, es de mentalidad, de espíritu, de falta de ambición, espíritus apocados, etc. (Ver por ejemplo mi respuesta a Dangoro en el hilo de las emociones tras el 20-N). Y la raza hispanoparlante tiene que ser más aguerrida, más orgullosa, más combativa, más ambiciosa, más echada para adelante. Pero el problema es que son como Dangoro, como Joaquín y sus camaraditas que dialécticamente repito, no tienen ni media torta, etc.
¿Y adónde vamos? ¿Adónde vamos con esta cosa? ¡Gente que cree que su maldición está en sus genes españoles y no en su pobreza de espíritu! Pues vamos, que como dice Federico, no son más tontos, porque no entrenan… ¿O es que crees que con gente como esa ganó Pelayo en Covadonga, tomó Toledo Alfonso VI, se detuvo el avance islámico en las Navas de Tolosa y se arrancaron uno a uno los granos de Granada? ¡No! Con gente como esa se destrozó primero una república y se perdió una guerra, teniéndolo todo a favor, entre otras cosas porque como cuenta Olaya Morales, se dejaban en los trenes los papeles de las armas que iban a comprar. O sea que el problema no es la raza española, sino los españoles sin raza.