Qué comedidos sois todos! Una de las peores experiencias de la vida es encontrarse a merced de un amargado. Es lo que ocurre cuando a un mediocre resentido le adjudican el puesto de docente. Por primera vez en su triste existencia, tiene la posibilidad de dar rienda suelta a sus frustraciones. Todas las injusticias de las que resultó objeto va a repararlas corregidas y aumentadas en sus alumnos. Y así, hace tabla rasa de las infinitas horas que él mismo pasó estudiando estupideces amalgamadas para cribar personal, y de los sufrimientos padecidos en esos instantes, para volcar en las nuevas víctimas toda su mezquindad. En el departamento de administrativo deben seleccionar ex profeso a sujetos de esta calaña. No les basta con impartir una materia tediosa a más no poder, y que es la metáfora perfecta de algunos seres humanos, que obligan al procedimiento ad nauseam para cubrirnos de sus iniquidades. Tienen que convertir su asignatura en objeto de la experiencia más amarga posible. Y se sienten importantes impartiendo injusticia...
Este tipo de exámenes lo han convertido en una costumbre. Parece que no haya en todo el soporífero programa materia suficiente para evaluar las habilidades del alumno sin tener que joderlo. Hay que extraer de él una y otra vez todo aquello que pueda dejar en la cuneta al mayor número posible de estudiantes. Hay que cercenar todas las ilusiones posibles. Hay que olvidar el tierno planteamiento de que es una universidad a distancia, con el 90 por ciento de sus alumnos estudiando y trabajando, para hostigarles un poco más, para someterles a más pruebas...
Sin duda, mezquinos. Pero, sobre todo, cobardes. Si los demás utiizasen con ellos la misma vara de medir, estarían condenados a perpetuidad. Esta es la verdad sacrosanta.
Sólo os digo una cosa. Ánimo, y a por ellos, que no son pocos, pero son cobardísimos!!!