Luego, sigues insistiendo en calificar de justa, una sentencia dictada por un tribunal militar de una dictadura bananera, a punta de pistola, y de juicio sin garantías, aquel donde un tribunal democrático, practicó todas las pruebas pedidas y donde fueron recusados los magistrados 30 veces y se admitieron casi todas las recusaciones. No podrás decir sin mentir, que Garzón no tuvo todos los medios de defensa a su alcance, no podemos decir lo mismo de Carromero y de los procesados por Garzón, cuyas conversaciones con sus abogados, fueron espiadas. Es que cuando fueron interrogados por Garzón, ya sabía la fiscalía lo que les habían dicho a sus abogados, lo que iban a decir. Garzón jugó sucio, MUY SUCIO. Los que le condenaron no jugaron sucio, no grabaron las conversaciones con su abogado, Peláez el abogado que lo acusó, no conocía la estrategia de defensa de Garzón.
Y tú también estás jugando sucio y debatiendo de mala fe. Y espero que abandones la absurda idea de estudiar derecho: los que juegan sucio, no merecen estar en este mundo del derecho, donde la inmensa mayoría son honrados. El modelo de Garzón que haces tuyo, no lo es. Es un modelo que subordina el imperio de la ley a la ideología o a las conveniencias ideológicas. Más vale honra sin barcos, que barcos sin honra. Y lo que hay que eliminar del mundo del derecho son los barcos sin honra. A esa gentuza como Garzón y los que le apoyan, no los queremos. Y porque queremos que este mundo de los operadores jurídicos se regenere, no queremos ni jueces, fiscales, abogados, notarios o registradores corruptos. De manera que los que se han corrompido, deben marcharse y los que vienen ya corrompidos de fábrica, los que juegan sucio ya antes de aterrizar, sencillamente no deben entrar.
PUERTA.