En la noche del 5 al 6 de octubre Juan, Ignacio y Pedro, puestos de común y previo acuerdo, con intención de apropiarse de los objetos de valor propiedad del matrimonio, se dirigieron a la casa donde vivía Cecilio con su esposa Estefanía. Esperaron escondidos a que Cecilio accediera con su vehículo al garaje comunitario de la vivienda. Cuando aparcó los asaltantes, que llevaban el rostro cubierto con un pasamontañas, se introdujeron en la parte posterior del vehículo golpeándoles con el fin de disminuir cualquier intento de defensa. Pedro le apuntó con una pistola que parecía verdadera. Ignacio, le arrancó una cadena de oro que llevaba en el cuello con una cruz y le arrebató un anillo solitario de oro con un zafiro y dos brillantes. Inmediatamente, Juan colocó cinta americana en la boca de la víctima para impedir que pidiera auxilio. A continuación, entre los tres agresores ataron de pies y manos a Cecilio, para después arrastrarlo fuera del coche hacia el ascensor. Subieron hasta la entrada de la vivienda de Cecilio, donde le sacaron del bolsillo del pantalón las llaves del domicilio, accediendo todos a su interior. Una vez dentro, tiraron al suelo a Cecilio volviendo a golpearle reiteradamente con los pies. Uno de los asaltantes se dirigió a la habitación en la que se encontraba Estefanía, procediendo a taparle la boca y a atarla sobre la cama. Los otros dos individuos fueron hasta el cuarto en el que la pareja guardaba la caja fuerte, encontrando ésta abierta y sin ningún objeto de valor del que poder apropiarse. Ante tal situación, abandonaron rápidamente el domicilio dejando maniatados a Cecilio en el suelo y a su esposa encima de la cama. Desde el inicio del acometimiento en el garaje, hasta que finalmente los agresores se marcharon de la vivienda, transcurrió un lapso de tiempo comprendido entre los veinte y los treinta minutos. Los asaltantes se apoderaron, además de 750 euros en efectivo y de cinco décimos de lotería que Cecilio portaba en la cartera. Las joyas han sido tasadas en 3.906,58 euros. En su huida, los asaltantes perdieron la pistola por ellos utilizada, resultando ser un arma de juguete de aire comprimido, pero incapacitada para el disparo de proyectiles al carecer de fuerza suficiente de proyección. A consecuencia de las agresiones sufridas por el matrimonio, ambos resultaron con lesiones, precisando una primera asistencia médica. Los dos denunciantes presentaron durante un largo periodo de tiempo, como secuelas, estado de hiperalerta y sobresalto, sin que hayan solicitado asistencia médica o psicológica posterior.