Pongámonos en la piel de un empresario. Quizá nos animemos más a contratar si sabemos que en el momento que la empresa va mal o un trabajador "sale rana" lo podremos despedir gratis; por supuesto que siempre estamos hablando de despidos procedentes por motivos tasados.
Por otro lado, desde la óptica del trabajador por cuenta ajena, no habría que tenerle tanto miedo a eso. Si yo soy un trabajador cumplidor y no me siento valorado en la empresa o tengo mal ambiente de trabajo o sencillamente el jefe es un indeseable, sabiendo que en cualquier otra empresa conseguiría un contrato también indefinido, me animaría a cambiar y mejorar mi vida laboral.
Desgraciadamente se dan muchos casos de trabajadores muy válidos que no están a gusto en su empresa y no se atreven a cambiar de empleo por la inseguridad y precariedad temporal que les ofrece el panorama laboral. También se dan casos a patadas de gente que ya tiene mucha antigüedad en el puesto de trabajo y que pasa de todo, ni se recicla ni está motivado ni cumple con unos mínimos, con el perjuicio colectivo que eso supone en la empresa; el empresario, por miedo a que se den más casos así, no se anima a contratar si no es con contratos temporales que son una vergüenza y que no permiten a nadie planificar su vida.