Pocas mujeres dan la cara como lo ha hecho ya tantas veces Esperanza Puente. Su drama se ha escuchado en la ONU, en el Congreso de los Diputados y en múltiples charlas, foros y medios de comunicación. Ahora, esta mujer valiente que no duda en llamar a las cosas por su nombre ha plasmado en papel su historia y la de otras muchas mujeres y hombres que han sufrido la destructiva experiencia del aborto. Todos los beneficios obtenidos con su libro, Rompiendo el silencio (LibrosLibres), irán destinados a la fundación RedMadre para ayudar a las mujeres embarazadas que tienen dificultades, porque, según afirma, “es injusto que España se gaste más de cuarenta millones en subvencionar centros que practican abortos y en pagar los mismos, y sin embargo para ayudar a la mujer realmente no se superan los tres millones de euros”.
Cuando Esperanza Puente abortó comenzó un proceso de autodestrucción que la llevó a maltratar a su primer hijo e incluso a lesionarse a sí misma. Años después logró superar esa espiral de violencia que estaba destrozando no sólo su vida, sino también la de las personas que tenía alrededor. Ahora vuelca sus esfuerzos en denunciar las falacias del aborto y en ayudar a aquellas mujeres embarazadas que tienen dificultades, para que reciban toda la información y los recursos que a ella le negaron.
”¿TÚ TAMBIÉN estás embarazada?“, nos pregunta una joven mientras esperamos en el vestíbulo de la fundación RedMadre en Madrid. Esperanza Puente tiene ese día más trabajo de lo habitual: el bebé que espera una mujer tiene graves anomalías y su ginecólogo le ha aconsejado que aborte. La situación es delicada y requiere toda la atención del equipo RedMadre. Éste no es el único ni quizá el más grave de los casos que atiende Esperanza, pero cada uno es igual de importante y en todos ellos se deja la piel. Está convencida de que si a ella la hubieran asesorado a tiempo, nunca habría visto en el aborto una solución fácil a sus problemas.
Con 18 años tuvo su primer hijo. Diez años después se volvió a quedar embarazada y abortó? ¿por qué tomó esa decisión?
Hace 23 años, que son los años que va a cumplir mi hijo, ser madre soltera estaba muy mal visto. Me tocó sufrir desprecios y humillaciones por haber tenido a mi hijo, y eso me quedó marcado en el corazón. Cuando diez años después me volví a quedar embarazada, el padre me dijo que lo mejor que podía hacer era abortar. Y desapareció. Me encontré sola, abandonada y con miedo. No fui capaz de enfrentarme a mi familia otra vez y lo único que se me ofreció fue el aborto como algo sencillo e indoloro en 24 horas. Por tanto, no fue una decisión que yo tomara ni voluntaria ni libremente. A mí me la dieron tomada, nadie me explicó cómo iba a ser la intervención, ni qué consecuencias físicas y psicológicas iba a tener y, desde luego, nadie me dijo que había instituciones que podían haberme ayudado a hacer de puente entre mi familia y yo. Porque eso era lo que necesitaba.
¿Cómo vivió los primeros momentos después del aborto?
Muy mal. Tuve muy mala suerte porque, cuando me practicaron el aborto, olvidaron los restos de mi hijo a mi lado y me habían dicho un momento antes que no me preocupara, que sólo era un tejido. Yo comprobé de primera mano que mi hijo no sólo no era un tejido, sino que era un ser humano como tú y como yo en miniatura, que estaba completo? fue devastador y a partir de ahí comenzó mi caída en picado. Mi estado de ánimo era una montaña rusa. Cuando por fin acudí al psiquiatra, mi diagnóstico fue crisis de ansiedad aguda en grado máximo. Estaba desbordada? el aborto te puede llevar por muchos derroteros y siempre negativos.
Es una autodestrucción?
Sí, la autolesión es una patología bastante compleja que te lleva a la autodestrucción. Te vas autolesionando de muchas maneras: hay mujeres que se obligan a ver bebés abortados en Internet para decirse a ellas mismas: ”Mira lo que has hecho con tu hijo“. Aún superando un síndrome post-aborto (SPA), no sólo no vas a olvidar a tu hijo, sino que puedes tener situaciones en la vida que te hundan. Yo pasé por una hace poco: se murió el bebé de una amiga mía con tres meses y fuimos al entierro. Cuando entré en la capilla y me enfrenté a esa cajita pequeña me desmoroné: mi hijo no tuvo cajita, no tuvo entierro, no tuvo acompañamiento familiar, a nosotras nadie nos da el pésame? Tuve que volver al psiquiatra. Esto es para siempre, cualquier acontecimiento puede afectarte porque tú has participado en la muerte de tu hijo y eso no es cualquier cosa.
¿Se dañó de alguna manera su relación con su primer hijo?
Hasta tal punto afectó que acabé maltratándole. Fue entonces cuando pedí ayuda. Yo a mi hijo no le había pegado nunca, y cuando empecé a ponerme violenta con él, me asusté. No tenía conciencia de que fuera por el aborto pero sabía que desde entonces mi vida era un infierno. Mi hijo me perdió como madre afectivamente hablando, era incapaz de besarlo, de abrazarlo y eso que yo soy una madre cariñosa. Fue un cambio radical para todos.
¿Ha iniciado alguna relación de pareja tras el aborto?
No he podido tener una relación estable desde entonces. He estado a punto de casarme en dos ocasiones y en ambas me he echado atrás. El aborto dificulta las relaciones de pareja, e incluso cuando eres capaz de casarte o tienes una relación, nunca va a ser estable porque tienes altibajos sin comprender muy bien por qué. A veces cuando una mujer sufre un aborto busca el afecto y por sentirse querida toma decisiones erróneas, por eso hay tanto maltrato, violencia e inestabilidad. Cuando salga esta ley, el maltrato a la mujer va a aumentar.
¿Por qué?
Porque el aborto genera ira y esa ira se convierte en violencia: y no sólo porque la mujer pueda ser violenta sino por aceptar que la traten mal como algo que se merece.
¿Cuándo comenzó a superar el síndrome post-aborto?
Cuando pedí ayuda. Con la ayuda psiquiátrica empecé a curar la herida humana, las autolesiones, la ansiedad? Mi hijo me recuperó. Y luego curé la herida espiritual. La Iglesia, como madre que es, me acogió en todo momento. Dios permitió que estuviera en el desierto y conociera el infierno, porque el aborto es un infierno. Pero, a pesar de todas las barbaridades que he hecho, Dios Padre no me ha dejado sola nunca y ha tenido su forma de volver a traerme a Casa. Ese reencuentro con Dios, ese experimentar el perdón de ese pecado fue para mí un renacer, uno de los momentos más intensos y felices de mi vida.
Ésta es su experiencia, pero hay mujeres convencidas de querer abortar e incluso repiten?, ¿es posible que el aborto no deje huella en ellas?
No, no es posible. Si la mujer aborta una vez, está abocada a abortar cuantos embarazos tenga, aunque luego no lo haga…
¿No sería al revés?
No, porque el problema está en que el SPA tiene un proceso de negación que puede durar años. Y cuando tu vida se convierte en negativo te da lo mismo abortar, que drogarte o sobrevivir como buenamente puedas. En ese proceso hay otro de reafirmación que supone decir ”yo he abortado y a mí no me pasa nada“. Pero cuando te pones a analizar el tipo de vida que lleva esa mujer ves que es un SPA puro. Además, el que una mujer diga que no le pasa nada no le garantiza que a lo largo de toda su existencia no vaya a saltarle en algún momento, porque cuando uno se va haciendo adulto es condición del ser humano ver su vida en retrospectiva, y es ahí donde te tienes que enfrentar a tus fantasmas.
La mente humana es capaz de guardar acontecimientos para que aparentemente no suframos, pero cuando eso sale a la luz, lo hace con toda su virulencia. Durante diez años yo no había recordado lo que viví en el centro donde se me practicó el aborto y, cuando salió, salió ¡todo!: olores, rostros, conversaciones, hasta el más mínimo detalle.
Manipular el lenguaje
Se justifica el aborto diciendo que una mujer tiene derecho a poner fin a un ”embarazo no deseado“, sin embargo, esta opción no está contemplada en ninguno de los tres supuestos que admite la todavía ley actual.
La manipulación del lenguaje es clave: ”embarazo no deseado“, ”interrupción voluntaria del embarazo“? pero además han conseguido equiparar embarazo con enfermedad. La última campaña para fomentar el uso del preservativo decía que entre otras muchas cosas el condón te protege del embarazo no deseado. La gente ya asume que un embarazo es una enfermedad como la gonorrea o el sida. Entonces, ¿de verdad la gente se cree que una es libre para pedir el aborto? Las mujeres nos vienen diciendo que no ”pueden“ tener un hijo, no que no ”quieran“ tenerlo. ¿Por qué? ¿Porque tienes una serie de necesidades? ¡Pues vamos a cubrirlas!
Nadie te pone una pistola para abortar , pero ¿sabes las niñas menores de edad que son obligadas por sus padres? Más del 85%. Además de las menores que van a abortar sin consentimiento paterno, porque sus parejas suelen ser adultos que les firman el consentimiento y el centro se lo admite, o en algunos casos se lo falsifica el propio centro.
En todo el proceso del aborto, el padre no tiene voz ni voto.
Sí, es el gran olvidado y el que de alguna manera ha permitido ser el gran olvidado. En estos cuarenta años en los que el aborto se ha despenalizado en el mundo occidental, el hombre ha permitido que se le relegue a la mínima expresión, que es el espermatozoide. No tiene derecho jurídico en ningún país del mundo a la hora de que su hijo nazca. Los hombres tienen el derecho a ser padres y la obligación de proteger a sus hijos, ellos también sufren la pérdida de sus hijos. Yo he visto a un padre ponerse de rodillas en la puerta del centro porque la chica había decidido abortar y él quería despedirse de su hijo, y le decía: ”Hijo mío, tu madre va a pasar a matarte y no puedo hacer nada por ti, pero que sepas que te quiero“. Y la chica entró de todos modos. ¿A qué grado de deshumanización estamos llegando para que con esa escena una mujer sea capaz de abortar?
Terminemos en positivo? ¿qué papel debemos jugar ante esta realidad?
Nosotros no estamos para salvar el mundo, porque el mundo sólo lo puede salvar Dios, pero sí tenemos que hacer cada uno lo que podamos desde la familia, el trabajo o colaborando con instituciones. No es momento de callar. Es hora de luchar por la cultura de la vida, porque nos va la vida en ello y porque esto es lo más progresista que hay.
Un abrazo