Lo sé, no todo es perfecto. Pero una cosa es clara los sindicatos mayoritarios como mucho son capaces de movilizar a una décima parte de sus afiliados, y por poco tiempo. La CNT es capaz de movilizar a la mayoría de sus afiliados. Por algo será. Y no creo que se pueda reducir al plano ideológico, sino a la forma de trabajar.
Yo haría esa protección más extensiva al resto de los compañeros que por decisión sindical decidieran ponerse en huelga, protegiendo aún más el derecho a huelga, no limitándolo como han hecho algunos. Y, en la propia ley laboral, en la defensa de los puestos de trabajo y en su protección ante el despido. Lo que no quiere decir que le quitase al delegado su protección. Quizás no me he explicado lo suficiente.
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Yo creo que los sindicatos son más necesarios que nunca. Se les ha atacado desde todos los frentes, y pienso que tomar algunas de las medidas como las que he planteado: no recibir dinero del estado ni tener liberados sindicales, haría que los enemigos lo tuvieran más difícil para desprestigiarles. Lo que haría que posiblemente aumentasen su número de afiliados.
La única conclusión y en la que seguro nos pondremos de acuerdo es que necesitamos sindicatos más fuertes y más combativos, como en Francia.
Antes hablo de lo que yo creo que ha pasado con el sindicalismo español, hasta nuestros días.
El movimiento ideológico de finales del dos mil e inicio del primer quinquenio de este siglo viene por algo... Se defendían a los sindicatos de empresa (sin vinculación como apéndices de partidos e independientes de ellos). Este movimiento ideológico ahora está más apaciguado. El interés en que eso se produjera es lógico desde un liberalismo clásico.
Las asociaciones de empresarios también reciben dinero público, de acuerdo a su función establecida en la Constitución, también lo hacen los partidos políticos, pero la alusión a esto, sólo se realizaba de pasada cuando se confrontaba con la finalidad del artículo 7 de la Constitución. El objetivo era acabar con el fundamento sociológico, culturales, de camino de lucha social y dejarlos solo como instrumentos laborales, puros.
Si ese objetivo machacado mediáticamente se obtenía, se desvirtuaría el principio constitucional como papel de las organizaciones básicas para la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales. Se hubiese acabado el “estado social” que apoya el artículo 38, y dejarían casi sin efectividad lo que intentaba desarrollar el artículo 28, el 37, el 129 y 131.2, pero de entrada iba en contra de lo que establece el 1.1, porque dejaría en los sindicatos una debilidad tremenda. Ese es el objetivo de esa idea de no financiación de sindicatos, en ello se fundamenta, pero solo el mensaje de corrupción de dinero público, que fue y es cierto. Lo que hay que acabar es con esa corrupción de las centrales sindicales. Y tener muy claro cuál es el fin de esos mensajes... Yo lo veo así.
En nuestro sistema, los sindicatos, los partidos políticos y las asociaciones empresariales tienen una finalidad. La autofinanciación pura dejaría sin capacidad a las centrales sindicales (que ya son incapaces por su corrupción, por los intrumentos limitadores de las leyes en llamamientos como pasaría en Francia...), a ser meros intrumentos de confrontación, ante los social y lo contenciso de las pretensiones en conflictos laborales de aplicación de lo que la Ley establezca..., sin más.
El movimiento fue fuerte. La crisis económica paró en la sociedad esa idea, pero esa idea volverá… Francia, la población, tiene muy claro este aspecto, y no olvida su población que no se respetaría por el Poder ningún derecho social sin movimiento sindical que apoye el movimiento social, en defensa de los derechos sociales. Francia, la población, puede paralizar un país. En España, los instrumentos legales, impiden tal hecho en España.
Los sindicatos franceses no aportan afiliados no los exteriorizan, pero el francés medio, tiene claro que son los sindicatos los únicos que pueden enfrentarse a las corrientes políticas de reforma. Y que no es el Estado, el poder político con sus extensiones, las que han conseguido el estado del bienestrar, ni las leyes laborales. Saben que si los presionan, y sus políticos no hacen nada o hacen lo contrario, la fuerza política que les apoyará es la población, y esa población se encauza por los sindicatos. Son capaces de paralizar Francia. Y los franceses son concientes de ello.