A ver. Apolo se confunde en la consideración lingüística del valenciano, pero en lo que dice del gallego se acerca bastante a la realidad: en los institutos de secundaria, se pedía que un número de horas (más del 50%) se impartieran en gallego. También se impuso que todos los documentos oficiales de los institutos (incluídas por ejemplo páginas web de las bibliotecas) fueran en gallego. Sin traducción al castellano. Se expedientó a un Jefe de Departamento por hacer la programación en castellano. Se criticaron unidades didácticas de innovación, de Lengua Castellana, por estar escritas precisamente en castellano (las de inglés podían ir en inglés.)
Etc. etc.
Defendamos, pues, las lenguas constitucionales. Pero no las impongamos. El valenciano, en su sitio. Yo estoy bastante en desacuerdo con la política que pretende imponer el valenciano en territorios que no han sido valencianoparlantes en ni un solo momento desde la Reconquista: Villena, Elda, Utiel, Requena, etc. Es más: sabrás, Boropau, que en Alicante ciudad, tras un par de décadas de enseñanza del valenciano, casi nadie lo habla. La normalización lingüística no se puede hacer a golpe de decreto. Ni uniformar o pretender uniformar a toda una población.
Final. Pues claro que en Aragón puede haber una ley de lenguas: hay niños en valles pirenaicos que hablan aragonés, y hay una raya lindante con Cataluña que habla catalán. Está bien que se dé a cada cual el derecho a hablar, y a aprender, su lengua materna.
Otra cosa es imponerla a quien no la habla. Puestos a ser prácticos, en temas de trabajo, funcionarios, por ejemplo, yo creo que estaría bien, en las comunidades con lengua vernácula, darles un plazo de un par de años para aprender la lengua en un grado mínimo (al menos en comprensión oral y escrita, no en expresión), y no pedirles el conocimiento desde el principio.