Partiendo de la base de que en el caso "farruquito" no ha habido ningún trato de favor, comprendo que exista cierta desazón por parte del público. Aquí se dan ciertos elementos contradictorios de nuestro ordenamiento, especialmente el penal. Por un lado, la teoría general del derecho penal insiste en que uno de los fundamentos de la pena es la prevención general, es decir. La pena sería un aviso no sólo al delincuente, sino a la sociedad en su conjunto, para que el hecho delictivo no se vuelva a cometer. En el caso de farruquito, la prevención general (y no digamos la especial) brillan por su ausencia. Eso es debido, a mi juicio, a dos circunstancias al menos: por un lado, a una investigación deficiente aprovechada hábilmente por la defensa (parece ser que ciertos medios probatorios fueron desestimados por el tribunal), y por otro, supongo, al hecho de que los delitos imprudentes rara vez son castigados con severidad (Cerezo Mir dixit).
Esto es difícilmente comprensible para una población bombardeada mediáticamente, que llega a hacer del caso una cuestión de honor, que carece de formación jurídica, y que por tanto tiene ideas erróneas sobre la finalidad de las leyes penales. Por otro lado, la jerga jurídica, sea por necesidades de precisión, sea por puro corporativismo, no es famosa precisamente por su claridad, y exije horas de formación que, obviamente, no están al alcance de todo el mundo, con lo cual la brecha entre los jueces (que imparten públicamente justicia para toda la sociedad) y la sociedad a la que juagan, es enorme. Si a eso sumamos la sensación generalizada (y cierta, al parecer) de que ser culpable o inocente puede depender de los recursos que tengas para pagarte una defensa u otra, la polémica está servida.
De cualquier manera, creo que también son responsables los periodistas y quienes los inducen a cubrir noticias-basura, que son sus jefes y los consumidores de los medios de comunicación.
En cuanto a la libertad de expresión, supongo que es inevitable que cada cual emita las consideraciones que crea oportunas, incluso cuando son consideraciones absolutamente desinformadas. Si embargo, yo creo que no se trata tanto de libertad de expresión como de libertad de prensa. Al fin y al cabo, lo que conocemos como opinión libre suele emitirse por canales perfectamente controlados, y siempre los mismos: la tele del gobierno de turno (estatal o autonómico), o del grupo mediático habitual (PRISA, Recoletos, etc). Lo justo aquí sería preguntarse por qué un par de señores (don Jesus de Polanco y cuatro más) tienen el monopilio de la información.
Bueno, saludos a todos.