Matizando mi intervención anterior:
En efecto, la iglesia católica española es un poder fáctico, pero incomparablemente menor que otros poderes (los citados: banca, industria del armanento, etc).
Pero quisiera insistir en que el poder de influencia real de la iglesia es menor de lo que se cree. Cientos de miles de preservativos vendidos al año, cientos de divorcios y un número elevado de abortos más o menos legales indican que la influencia de la iglasia católica en la vida cotidiana de los católicos es, afortunadamente, escasa. Claro que eso en cierta media beneficia a la iglasia: mientras existamos los pecadores, habrá curas dispuestos a perdonarnos en nombre de su dios. Nietzsche lo explicó en su día con claridad meridiana: primero inventamos el pecado, para luego tener a los pecadores bajo control. Como medida precautoria, yo he decidido convertir los siete pecados capitales en virtudes mundanas, y desde entonces me conduzco con gula, orgullo, envidia, ira, etc.
Volviendo al asunto legal, no conozco el concordato, aunque me lo puedo imaginar. Supongo (por la experiencia que tengo en estos asuntos) que se puede resumir en un solo artículo: "el estado nos paga por la cara, y nosotros nos damos la gran vida". Sin embargo, les recuerdo que desde la base misma del ordenamiento jurídico la iglasia católica tiene un status privilegiado:
art 16.3: Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.
Una de cal y otra de arena: el estado es aconfesional, pero las religiones se dividen en dos tipos, la católica y "las demás", es decir, la del estado y las que toleramos porque somos buena gente. Que el catolicismo es la religión oficial de facto queda claro al enumerar los privilegios de los que disfruta.
Por ejemplo, la iglesia católica "posee" una casilla propia en la declaración del IRPF y tiene exenciones del IVA para artículos de culto (concepto en el que entran desde las casullas hasta los jardines de los chalets en los que viven). Recibe subvenciones duplicadas y triplicadas (una catedral puede ser restaurada por Oblas Públicas, Cultura, Patrimonio, el ayuntamiento correspondiente, la Diputación de turno y la administración autonómica).
El capítulo más escandaloso con diferencia es el de la enseñanza. La enseñanza de la religión católica es de "oferta obligada" en todos los centros educativos, y hasta ahora se evalúa, no como su "alternativa", no evaluable. Los profesores de religión los debe pagar el estado, pero los elige su eminencia el señor obispo, que también decide el temario, los libros, los criterios de evaluación, y ejerce control disciplinario e ideológico sobre los docentes, solicitando para ello al director del centro (que es un funcionario público) un informe anual de buen comportamiento. Los despidos y contrataciones de los docentes de religión siguen criterios de todos conocidos: amiguismo, enchufe, buen comportamiento, estricto seguimiento del dogma, y en algunos casos ceder "voluntariamente" parte de su sueldo al obispado. Hay casos de profesores despedidos por separarse, por casarse, por divorciarse, y hasta por tomar copas el fin de semana.
En resumidas cuentas, la iglesia católica extiende año tras años sus "peculiares ideas" entre los niños (enseñanzas como: el condón no previene el sida, el mejor método anticonceptivo es la abstinencia, hay que llegar vírgenes al matrimonio, la homosexualidad es una enfermedad, follar es pecado, el matrimonio es indisoluble, etc.), y todo ello pagado con nuestros impuestos.
Una anecdota: en el pueblo donde trabajo el ayuntamiento pagó (por la cara) la residencia del señor párroco: 20.000.000 de hace cinco años. El resto de los mortales que trabaje para pagarse su hipoteca. El señor cura debe vivir bien. Y así lo hizo hasta que fue trasladado... por asuntos de faldas.
Saludos.