Amigo Palangana me has entido a la perfección, imponer por decreto es lo que algunos, por lo que deduce de lo escrito, pretenden. Si para hablar de razones de peso en la cuestión idiomática se esgrime la "practicidad" y el empleo mayoritario de una lengua, entiéndase España, con exclusión de todas las distintas al castellano (enseñanza, administración, comercio, etc) estaremos imponiendo el peso de la mayoría y negando el derecho de la minoría. En democracia el respeto a la pluralidad y diversidad es una de las primeras premisas para que esta sea efectiva. La libertad individual se tiene que manifestar por la libre elección de una u otra en los lugares donde conviven dos lenguas. Tan deplorable es la imposición de una lengua como la otra, la libre elección del ciudadano es la que debe primar. Si de números hablamos, desde luego que el chino sería la lengua mayoritaria de la población mundial, y dentro de unos años ni te cuento. La internacionalización de la sociedad es evidente, la economía y las relaciones comerciales entre países nos han llevado a la globalización generalizada. Pues con ésto tanto le puede sonar extraño y vejatorio a un ciudadano de Valladolid que le impongan dentro de veinte años hablar y dirigirse a la administración en "inglés" como a un francés que le impongan el "chino", por "practicidad". Soy gallego, hablo familiarmente en gallego y también ,como no podía ser menos, en castellano. En mi actividad profesional al ciudadano se le atiende en cualquiera de los dos idiomas, sin problema alguno, y si me tengo que dirigir a un aragonés me dirigiré tanto personal como oficialmente en castellano. Si todos intentáramos tolerar más e imponer menos seguro que lograríamos tener una vida más placentera, y los totalitarismos, entre ellos el lingüístico, no existirían. Saludos.