Siento decepcionar a D. Mariano, a l@s mejores siempre los pone el caprichoso azar como también pone a quienes se corrompen. La comunidad humana no está constituida precisamente por ángeles sino por simples seres humanos tengan o no título de gobernante, con sus pasiones y miserias capaces de los actos más nobles y de las más atroces barbaridades. Desde antiguo, el ius se intodujo en la sociedad primero para atemperar el contundente método de la cachiporra y, más tarde, fue perfeccionando su carácter punible y coercitivo precisamente como método ejemplarizante y corrector de quien, guiado por su naturaleza pasional, tenga la tentación de corromperse (antes la cicuta, hoy la responsabilidad civil derivada del delito y, en su caso, prisión); ergo, no hay que pensar en fórmulas mágicas para erradicar la corrupción: tan sólo hay que aplicar educación en las escuelas desde la más tierna infancia a los cachorros de hombre y mujer, Derecho y más Derecho con una pizca de ilusión y confianza en nuestra Democracia, objeto de admiración y estudio en Derecho Comparado y, si me apuran, tomarse el sufragio universal como un deber inexcusable del pueblo que se erige dueño y señor de su destino.
Me despido como lo haría el insigne Anneo Séneca, una de las voces más sonoras en la corrupta Roma de Tiberio. Ten salud.