La verdad es que no veo ni de qué jactarse (Joaquín) ni de qué compadecerse (Vella).
Se diría que a Joaquín le ha tocado la lotería y que Vella está a punto de cortarse las venas, y me parece que ni una cosa, ni la otra.
Yendo al grano: el proyecto político del franquismo era un tanto limitado: era para aguantar, ir tirando, pero no era un modelo de virtud política: creo yo.
1. Si la virtud política de un régimen es salvar del comunismo, entonces se supone que debía haberse restablecido la democracia, una vez que se subsanaran las anomalías: esta era la idea de la dictadura romana y por eso, funcionó: era breve y por eso, doblemente buena.
2. A lo que iba: el régimen de Franco, políticamente, no era un régimen que tuviera un equilibrio de poderes, ni tampoco otro equilibrio social que no fuera impuesto desde arriba. Algunos progresos sociales, no eran en realidad conquistas, sino concesiones del poder. Es que los medios importan, porque si el equilibrio se consigue desde abajo, mediante las virtudes cívicas, éste perdura. Pero si es una concesión de un déspota, entonces, por bueno que sea tal equilibrio, no perdura, pues al no ser buscado desde abajo, sino concedido desde arriba, se pierde apenas el poder se corrompa. Esto se debe a que la ciudadanía beneficiada por los regalos de arriba, tenderá a creerse que todo lo que venga de arriba, será beneficioso, sobre todo si el regalo envenenado viene envuelto en un hermoso papel donde pone "democracia."
3. Y éste mismo mecanismo corruptor de la sociedad, de que el franquismo salvó a España del horror comunista, trajo la paz, etc. generador del conformismo del mal menor, es el mismo mecanismo de chantaje emocional, que se usa ahora para cerrar filas en torno al régimen constitucional. No obviamente a los derechos que la Constitución proclama, sino sobre todo a la práctica corrupta consagrada, a la partitocracia instalada en los Altos Tribunales, a la Jurisprudencia contra legem y al uso alternativo del derecho, cosas éstas que están socavando de forma irremediable el sistema teóricamente democrático. Seamos serios: la victoria no puede ser el que estas patologías se consoliden y se agraven. Seamos serios: la victoria no puede ser dar la vuelta a la tortilla y tener estas mismas patologías, incluso agravadas y quién sabe si ótras. La victoria, la auténtica victoria, empieza por reconocer la realidad, no subestimar estas amenazas. (Hoy sin ir más lejos dice El Mundo que Zapatero ofreció a Marlaska un puesto mejor retribuido, si dejaba de investigar el chivatazo, que por cierto depende de un juez que pronto será procesado por intentar juzgar a muertos). Sí, el papel muy bonito, pero el día a día es otra cosa y es de Justicia reconocerlo primero y enmendarlo después, no para cargarnos la democracia, sino precisamente para no cargárnosla y consolidarla.
4. Y perdona mi enorme ceguera, Joaquín, pero es que no alcanzo a ver tu victoria, ni contra quién la conseguiste, pero ten por seguro que si consigues hacérmelo entender, yo también lo celebraré.
Si te refieres a la democracia y el franquismo, debo decirte que la democracia vino del régimen franquista. Si te refieres al aplastamiento de la "pérfida" Vella, lo entiendo todavía menos, pues que yo sepa, aquí somos todos ciudadanos de las clases populares que padecemos esos desequilibrios y que, lo que queremos es que se subsanen y que la democracia sea más fuerte, no así aplastarla. Si te refieres a los que quieren aplastarla, busca en otros a los enemigos y no cantes victoria tan pronto, pues estos enemigos son realmente poderosos y diabólicos. Gentes éstas que no quieren el buen del pueblo, sino chulearlo, engañarlo, pisotearlo y humillarlo con sus privilegios anacrónicos y cosmovisiones no menos desfasadas. Tan desfasadas, que incluso los ecologistas pretenden hacer la contrarrevolución industrial y que volvamos a eras preindustriales, a los molinos y esas cosas. Tarados como estos, son los que de verdad quieren y sobre todo pueden hacerte daño y serte gravemente perjudiciales, no tus semejantes.
5. Me he referido varias veces a los males ya conocidos de la Constitución y a veces, agriamente: por la falta de virtud cívica no fuimos capaces de pedir a Franco que restituyera la democracia, por falta de virtud cívica, se votó esta Constitución sin haberla leído, como podía haberse votado otra mucho peor. A cualquier cosa, habríamos dicho que sí, incluso aunque fuese nuestra sentencia de miuerte, pues igualmente no la habríamos leído. Por la falta de virtud cívica, los políticos mangonean en la judicatura, por la falta de virtud cívica, a los candidatos no los eligen las bases, sino los déspotas de turno, por la falta de virtud cívica, Vasconia no ha podido generar una resistencia más fuerte, que acabara con la banda terrorista ETA, por la falta de virtudes cívicas, los nacionalistas pisotean los derechos más elementales y se ríen de la democracia, por la falta de virtudes cívicas, la "Justicia" se ríe de la democracia y del pueblo y no castigó suficientemente los episodios negros de nuestra democracia, tales como Filesa, los GAL, el atentado del 11-M está sin esclarecer, Andalucia ha sido la alfombra de Chaves, Baleares la de Munar y Matas, etc.
6. Pero al mismo tiempo, que esta crisis sea la oportunidad para relanzar definitivamente la democracia, que aleje del horizonte esas poderosas amenazas y que éstas, permitan al ciudadano desarrollar las virtudes cívicas necesarias, no sólo para curarlas, no para sustituir una democracia por una dictadura, sino para alcanzar el deseable equilibrio social, institucional y político. Si jugamos la baza fácil del golpe de la tortilla, no habremos aprendido nada de nuestra historia y surgirán nuevos demonios y nuevas amenazas iguales o peores.