Yo me considero antitaurino, en tanto que para mí no se trata de una mera cuestión de gustos como piensan algunos ("al que no le gusten los toros que no vaya, al que no le guste la paella valenciana que no la coma...") sino una cuestión moral. Yo como carne a pesar de todo, porque no es lo mismo matar para comer, que torturar y matar por diversión. Estoy harto de que se le de esa legitimidad tradicional, cuando ya la mayoría de los españoles a adoptado la noción de que el maltrato animal es una lacra.
No obstante, puedo entender que una parte de la población todavía sienta algo distinto respecto de la tradición, es una mente cultural, no enferma, lo respeto en ese sentido, sin dejar de parecerme la tauromaquia una auténtica aberración en nuestro tiempo. No estoy de acuerdo con declararlo bien de interés cultural ni de que reciba subvenciones, ahora bien, prohibirlo es otra historia, no por nada, sino por no ser contraproducentes. Creo que la tauromaquia afortunadamente caerá por si sola, ya que cada vez gusta menos y llegará un momento en que deje de ser un negocio rentable. Si lo prohibiéramos, el impacto social sería tal que correríamos el riesgo de que brote la nostalgia y los resentimientos y la pasión por los toros resurja con más fuerza que antes.