Comprendo una gran parte de lo que dices.
Digo, eso sí: que el catalán no hace ni puñetera falta. Ahí estoy con César Vidal al 100%. Lo diga quien lo diga, no puedo sino suscribirlo. La imposición es, en honor a la verdad, como para brearlos a mamporros. Esto es lo único que entienden estos nazis. Y alguien deberá ponerlos en su sitio, y espero que lo hagan más pronto que tarde, en la forma que he dicho.
Pero, dicho esto: una cosa es lo que se merecen y, otra muy distinta que eso afecte a tu entorno laboral. En honor a la verdad, no debe. Yo tengo amigos catalanistas y moros, que son al mismo tiempo, enemigos políticos: son gente con la que he cenado, he ido a torneos de ajedrez, etc. Algunos de esos amigos, son compañeros de trabajo y están en mi propio despacho. Ni les odio, ni les pongo mala cara, aunque sus intereses obviamente chocan con los míos y esto.
Separados los dos planos, digamos que ni mi amistad con ellos me hace ver cosas que no son, ni la enemistad política me impide coexistir con ellos, pues ni el hecho de que seamos amigos, hacen menos odiosos sus privilegios, ni éstos borran el hecho de que son agradables de trato. Si tenemos que pelearnos de forma desagradable, lo haremos, pues ni ellos ni yo somos precisamente pacíficos. Pero ahora no es el momento.
En cuanto a que César es duro, lo es: mucho más que Federico, también es mucho más correcto, las cosas como son. De hecho, en contra de lo que se puede suponer, la parte de información general suele ser en líneas generales, bastante suave. Es mucho más duro el suplemento de la cultura: más duro incluso que los días más duros de Federico con el 11-M. En ese suplemento mete una puya tal, que si hubiera cuatro teles de ese tipo y pudieran verse en toda España, los nacionalistas tendrían que salir por piernas. De esto sólo les salva el monopolio, la censura y el retraso en el apagón analógico. Pero no es César el odioso: es la dura verdad la que ha hecho a los nacionalistas odiosos, para todo el que la conozca. Se lo han ganado a pulso y si un día, alguien les parte las piernas, también se lo habrán ganado.