Es inequívoco, como también lo es que Garzón se ha prevalido de su posición de poder de juez de cabecera del PSOE para abusar de él. Como también lo es que los que pretenden su impunidad, están avalando el abuso de poder, la Justicia del fuerte, que es la peor de las injusticias.
Es inequívoco también que sí hay un perjudicado en todo esto: los españoles, que hemos tenido que soportar y todavía soportamos la sucia demagogia del PSOE, guerracivilista y frentepopulista y la vergonzosa utilización de la judicatura para fines propagandísticos, así como los asaltos a las sedes de otros partidos o del Palacio de Justicia, por el hecho de que unos jueces ponen límites al esperpento, el abuso de poder y la agresión garzonita.
Y también es inequívoco que, los hechos notorios por su naturaleza, están exentos de prueba. (Arts. 4 y 281.4 LEC).
Es igualmente inequívoco que, ese mismo juez esperpéntico, que necesitaba probar hechos notorios, sin embargo no necesitó concretar ningún indicio, ni la menor investigación ni para calificar esos hechos de crímenes contra la humanidad, ni tampoco para intervenir el teléfono de Peláez: otro abuso frente al cual debía ponerse coto.