Como español no puedo dejar de apoyar la actitud del Presidente del Gobierno y del Rey ante la incómoda, mezquina y deplorable intervención del Presidente de Venezuela. No sólo eso, sino que además felicito y expreso mi enhorabuena al Rey y al Presidente del Gobierno. Dicho esto, desde mi punto de vista, pienso que ante una situación incómoda como la creada por el sr. Chávez no podemos entrar a valorar críticamente la posición del Rey y la del Presidente del Gobierno, porque no la han creado ellos. Se trata de una reunión al más alto nivel, donde se parte de la premisa del máximo respeto y decoro en las relaciones entre Estados. Chávez ha buscado un hueco en su afán de protagonismo "mesiánico" para abuchear intereses españoles económicos y políticos. Algo que en ese momento nadie, con un mínimo de educación, hubiera intentado hacer. Las relaciones humanas (y no digamos las diplomáticas) y el humanismo cristiano (del que tanto pregona el sr. Chávez) están basadas en el respeto mútuo. El sr. Chávez ha utilizado un foro internacional para hacer oir (y no valer) sus sermones, con un léxico impropio de un gobernante, pero adecuado a su "talante". No es por ahí. No es él quien tiene toda la razón, aunque quiera imponerla.
España condona deudas, aporta tecnología, ayuda económica y culturalmente a los países en vías de desarrollo, tiende flujos migratorios, etc... No se merece por tanto ese trato. Por mucha "justicia social" que quiera pregonar el sr. Chávez. Para saber hablar hay que dejar oir....
TOMAS.