Hoy por hoy, si nos hacen el vacío en una cumbre internacional, no toca hablar de lo que hiciera o dejara de hacer el Sr. Aznar, fuese mejor o peor (de todas formas hay un hilo abierto donde se le puede criticar sin perdón). Aquí lo que toca es tratar sobre la posición actual de España en el mundo, y por tanto, será mérito o demérito del Gobierno presente. Y es a éste al que habrá que cuestionar.
De todas formas voy a intentar dar mi opinión (obviamente subjetiva).
No hay mejor carta de presentación en la política exterior que una buena política interior. Cuando Aznar llegó al poder, su primera meta fue lograr que España entrara en la moneda única. Lo consiguió, contra todo pronóstico, levantando un país hundido económicamente, donde la corrupción y el terrorismo de Estado campaban a sus anchas. A partir de ahí, España pasó de ser únicamente un país de pandereta, de tapas y sangría, a levantar envidias porque venía pisando fuerte en Europa. España empezó a ser tenida en cuenta en el plano internacional, aunque ahora a algunos les convenga olvidarlo.
En una segunda etapa, Aznar abandonó la inercia continuista con la política de González en el exterior. Y a partir del conflicto de Perejil, donde Francia nos dio la espalda y Europa se limitó a silbar disimulada como si con ella no fuera la película, fue EEUU quien nos brindó su apoyo. Aznar viró la política exterior española hacia EEUU buscando su cobijo con una visión clara, velar por nuestros intereses. Y por supuesto que eso nos benefició, y lo hizo en tres ámbitos básicos: el Maghreb, Hispanoamérica y la lucha contra ETA.
En el Maghreb, España actuaba como intermediario privilegiado en el proyecto norteamericano de apertura democrática en esta región. La liberación de presos políticos en Marruecos se consiguió gracias a la alianza norteamericano-española, que incluso estuvo muy cerca de solucionar el conflicto del Sáhara. Mientras la democracia y el libre comercio no lleguen a esta región, la integridad territorial española seguirá estando en peligro, y Europa no ha demostrado voluntad política real por la democratización de la franja sur del Mediterráneo salvaguardando los intereses españoles.
Las empresas españolas prosperaron notablemente en los países de Hispanoamérica gracias a la colaboración norteamericana, incluyendo presiones directas del presidente Bush contra algún que otro mandatario, como ocurrió con Kirchner, en defensa de los intereses españoles.
En la lucha contra ETA la colaboración y apoyo incondicional de EEUU fueron decisivos en su debilitamiento, poniendo a nuestra disposición sus más avanzadas tecnologías y sus servicios de inteligencia. Además de presionar a la comunidad internacional para impedir que se diera refugio a los etarras y acabar con sus fuentes de financiación.
Y en cuanto al tema de Irak, tanto Repsol YPF como Cepsa, recibieron concesiones. Los contratos de estas dos compañías para comprar petróleo a Irak no fueron secretos.
En cualquier caso, la torpe e imprudente forma en que tuvo a bien el Sr. Rodríguez de retirar la tropas de Irak (más que la retirada en sí) nos ha dejado fuera del proyecto norteamericano del “Gran Oriente Próximo”. Pero para los populistas es indispensable televisar el espectáculo circense. Luego no se puede pretender que lo tomen en serio.
La estampa de Zapatero en la cumbre de Bucarest, sentado completamente solo, rodeado de sillas vacías mientras el resto de mandatarios dialogaban amigablemente fue de las imágenes más patéticas y a la vez más reveladoras que hayamos podido contemplar. Sinceramente sentí lástima por el Presidente de mi país y por supuesto por España.
Pero está claro que al Sr. Rodríguez no le gusta mucho eso de coger aviones para potenciar las buenas relaciones internacionales españolas, aunque sí gusta de hacerlo para irse de compras a Harrods, de turismo a China o a ejercer de fan número uno de su Sonso.
Pagándolo todos claro, pero para eso es del partido obrero.
Y por tanto, se permite los lujos de anular una cumbre con Alemania porque “no tenían nada de que hablar” o dejar plantada a Polonia porque “estaba cansado”, lastimica.
Y no hace falta más que comparar las agendas internacionales durante los mandatos de Aznar (repleta de viajes, entrevistas, cumbres y visitas) con la del Sr. Rodríguez, que se pasa incluso trimestres enteros sin salir del país a no ser a alguna reunión obligatoria de la UE (lo que tampoco ha servido de mucho dadas las pérdidas en fondos estructurales “conseguidas” por España).
La coherencia del PSOE en casi todos los ámbitos, siempre ha sido manifiesta, en el plano internacional también. Recordemos su trayectoria con la OTAN. Empezó oponiéndose frontalmente a la entrada de España en esta Organización. Luego pasó a “la OTAN, de entrada, no”. Más tarde fue “Sí, pero no” medio fuera medio dentro. Y la culminación apoteósica llegó con el nombramiento como Secretario General de la OTAN de uno de sus ex ministros.
Pero el PSOE siempre ha tenido una extraña habilidad de equilibrista para defender una cosa y la contraria al mismo tiempo, sin que apenas se note.
Independientemente de los errores y los aciertos del Presidente Aznar, la posición de España en el escenario internacional durante sus mandatos y la que disfruta actualmente, con Zapatero, me parecen el día y la noche. Pero claro, es mi opinión personal.
Y estoy completamente de acuerdo en que la Historia se ocupará de colocar a cada uno en el lugar que merece, lo que ya pasara con don Adolfo Suárez, tan vilipendiado en su época por los socialistas, y por los mismos, elevado a los altares políticos en la actualidad.