No con esa jeta, no con esa caradura, no con esa hipocresía ni con ese cinismo al servicio del interés electoral del PSOE, no desde luego, haciendo doctor honoris causa a Carrillo. No en definitiva, utilizando la demagogia guerracivilista para vendernos el comunismo y el nacionalsocialismo como las ideologías potables que no son, no en definitiva utilizando este tema para cerrar filas en torno a la Constitución y a los abusos que se cometen gracias a ella.
Nunca será justo multar por rotular en español y no hay nada que pueda hacerlo justo.
Nunca será justo esa xenofobia diabólica contra los hispanohablantes, y nada podrá hacerlo justo.
Nunca será justo que los jueces sean nombrados a dedo y nada podrá hacerlo justo.
Nunca será útil el modelo educativo de la promoción automática y nada podrá hacerlo útil.
Nunca será justa la afiliación obligatoria a organizaciones sindicales y nada podrá hacerlo justo. (Digo esto por la financiación pública de las organizaciones sindicales).
No me canso de repetirlo; la denuncia del franquismo es hipócrita porque busca el antifranquismo como elemento de cohesión entre los españoles, pero como elemento de cohesión para cerrar filas en torno a los abusos que he mencionado, que tienen por autores a PSOE, PP, IU y los demás partidos nacionalistas.
Es hipócrita y demagógica y no puedo suscribirla. Y de ahí no me vais a sacar, porque lo considero una cuestión previa. Eso es lo que muchos no entienden: respeto los ideales republicanos, creo que muchos de ellos deberían recuperarse, pero en modo alguno puedo suscribir eso de que los que ponían carteles gigantescos de Lenin y Stalin lucharan por la libertad. Esto no es una campaña a favor de los ideales de la República, sino de la facción más zafia y fanática: los rojos y los separatistas. Aquí no se va a redescubrir a Ortega, Maeztu o Menéndez Pidal, sino a manipular la historia a favor de los rojos y los separatistas, para cerrar filas en torno a sus abusos del presente y acallar con ello toda crítica.