Yo no sé porque agredieron a Tertsch, pero el suponer algo o presumir algo no me hace injusto.
Hace unos años, cuando era importante acabar con una emisora ya acabada, en una entrevista, el "hermano del Ministro" se quejaba amargamente de que le había sucedido lo que nunca le había pasado (tras años de periodismo y opinión) lo habían insultado por la calle. Lo ponía en relación con que el pequeño periodista estrella de aquella radio comenzaba sus programas preguntándole retóricamente por una cinta convenientemente desparecida de la hemeroteca de su "medio de siempre" ante la petición de una Comisión del Congreso. Entonces era claro, al presentador del telediario lo habían agredido verbalmente por las soflamas de otro periodista en otro medio, no había duda. Esa era la presunción correcta y vale ya.
Ahora han agredido (físicamente) a otro presentador de un telediario. Éste también fue recientemente objeto de crítica e insulto bajo la forma de chanza por otro presentador y desde otro medio. Pero ah, es diferente; ahora no se pude presumir nada, y si lo haces parece ser que eres más violento que el propio agresor cuyo vil acto pasa desapercibido en muchos comentarios ante la "vileza" (supongo que no mayor) de aventurarse a presumir sus motivaciones.
Yo no sé porque agredieron a Tertsch; puede ser que se hubiera sentado sobre la chaqueta del agresor en el bar; o que le repitieran las lentejas indecorosamente en público, o que haya gente con odios ideológicos fácilmente excitables, no lo sé; pero estas tres razones (entre otras) valen también para el energúmeno que insultó a Gabilondo por la calle, y sin embargo sobre las motivaciones de ése presupusimos sin duda desde el primer momento.
Calificar qué declaraciones en los medios son bastante, son para tanto o no, como para incitar a la acción a los odiadores, para levantar bajos instintos en el vulgo, para excitar lo que mejor está sosegado, es difícil, pues depende mucho del que las escucha y sus convicciones previas, que el anormal, lo es sin necesidad de que nadie lo incite.
El culpable de todo es el agresor, nadie más. No vayamos ahora a relativizar el daño hecho, que no es lo importante, sólo faltaba que la importancia de la acción sólo estuviera en función del daño. Quien enseguida acusa a los demás de presumir motivaciones y dibujar esteretipos se nos lanza luego a hacer presunciones sobre daños físicos y/o atenciones, vamos que no podemos presumir que los motivos del agresor sean políticos pero sí podemos presumir que haya quien haga provecho político del acto, no parece lógico.
Tengamos la tolerancia de respetar las suposiciones de los demás, cuando en casos parecidos todos hacemos nuestra composición de lugar; sabiendo claro está, que no tiene que ser necesariamente acertada, quien llega a agredir de esa manera no necesita mucha motivación, ya es de por sí un energúmeno tenga lo que tenga en la cabeza. Es más, sería bonito que la causa del acto del violento fuera cualquier tontería, que con ser el acto lo malo en sí, éste empeora cuando la motivación es ideológica.
Hasta pronto.