Mi tatarabuela, persona que tenía tierras, estaba afincada en un pueblo de Toledo. Su marido, militar y monárquico, combatió y murió, no obstante, en el bando republicano, ya que esa fue su decisión. Estando el mismo en el frente, sus hijos se hicieron cargo del cuidado de las tierras, mientras sus hijas estaban al cargo de la casa (algo muy normal en la época).
Un día llegaron a las tierras de mi tatarabuelo un camión con milicianos y al mando, un comisario de UGT. Preguntaban por el "señorito". Uno de los hermanos de mi bisabuela, lleno de tierra y sudor (bien saben aún en mi pueblo que su tierra la cultivaban como cualquiera de los jornaleros), dio un paso adelante, a pesar de que varios de los trabajadores le dijeron que no lo hiciese, y dijo "ese tal vez soy yo, señores ¿qué se les ofrece?".
No volvió a decir nada más. Los milicianos armados le ejecutaron, sin dar ninguna explicación. En una carta que recibió mi tatarabuelo, su mujer le describía lo que los jornaleros le relataron. El mismo, estuvo varios meses en prisión, al ser militar leal a la República (que no a la izquierda), hasta que se demostró que no había cometido crimen ninguno de tipo ideológico.
Sin embargo, cuando los nacionales llegaron al pueblo, mi propia bisabuela cobijó a ese comisario de UGT, que se había hecho cargo de "acciones de prevención" en la zona, ocultándole en su propia casa, y encubriendo su existencia, y le dio 100 pesetas para que pudiera huir a Francia. Antes de marchar, el incrédulo ugetista pudo escuchar de doña Pilar una frase que hago mía: "Marche usted, yo soy cristiana, y creo que es Dios quien debe juzgarle, no yo".
Me he criado en el seno de una familia que no quería ni Republica ni franquismo, como tantas otras. Por eso, deseo que de una vez, dejen de argumentar la politica en este país en torno a una Guerra que sucedió hace 70 años, y se dediquen de una vez a gobernar para nosotros.