Estimado Joaquín, te empeñas en adscribirme a un grupo político... Tu mismo, yo no me doy por aludido. Que el pp ha ganado estas elecciones con mentiras tan grandes como la, catedral de Burgos...? A mí no me queda la menor duda. Es más, han legislado en contra mía, es decir de un obrero, con saña. Van por el camino del recorte de libertades, impepinable. Si es que es así.
Pero el 11M es un caso de libro de "agit pro", y, de verdad, la gente de bien debería avergonzarse de ese episodio tan nefasto. Se mintió, se atacaron las sedes del pp, se usaron las más sucias artimañas para atacar la democracia. Las hemerotecas están ahí, las audiotecas no porque se borraron, por algo será.
En el 34 no gobernaba la CEDA, ganaron las elecciones pero no gobernaban, hasta ahí podíamos llegar... Exigieron entrar en el gobierno con un par de ministros y los demócratas no lo podían consentir: ganar las elecciones y formar gobierno? No, no, revolución y muerte. Por cierto, lo primero que hicieron fue quemar la biblioteca de la universidad de Oviedo, ¿cultura? no, gracias.
En el 36 nos tenemos que creer que las izquierdas ganaron las elecciones, pero, de momento, es un auto de fe porque las actas jamás fueron publicadas. Las elecciones discurrieron en un clima de violencia e impunidad de las izquierdas, con robo de urnas, disturbios, falsificación de actas, etc. Antes de siquiera abrir una urna ya las izquierdas proclamaban su victoria. Si es que la derecha es para enmarcarla, pero anda que la izquierda... Y encima van de superioridad moral.
Idafe, vamos a ver. Sin desmerecer a nadie y puesto que ni yo ni mi familia somos victima ni de unos ni de otros, porque aunque dos tios mios estuvieron en el frente, si te digo la verdad, no se aún si en el bando nacional o en el republicano porque mi padre era pequeño (nació en 1931), y sólo sabe que les pilló haciendo la mili. Lo que si se es que uno desertó y se escondió no sedónde y el otro cayó herido a las primeras de cambio en Sierra Nevada, por lo que creo que no llegó a pegar un sólo tiro. Te digo esto porque mucha gente cree que yo estoy influenciado por historias familiares, cuando no es así. Tengo familias tanto de derechas cómo de izquierdas. De hecho, creo que contando primos y tal, la mayoría son de derechas. Pero yo llevo años investigando tanto la guerra civil cómo la II guerra mundial desde que sacaba sobresalientes en esta materia de historia en el colegio, pues me gustaba bastante. Es por eso que te digo que muchas cosas están más o menos claras y cuando doy información aquí sobre el tema, suelo estar bien documentado y eligo los copia y pega que según mis investigaciones son información veraz.
Entrando en materia, hay gente que dice que si la revolución de 1934 por los socialistas y tal, pero ocultan que la derecha ya intento un golpe de Estado en 1932 antes de esos sucesos (
LA SANJURJADA. 10.08-1932):
El frustrado golpe, del que resultan inocultables sus aspectos esperpénticos, en absoluto respondía a lo que pudiera considerarse como un modelo de libro. Desde su mismo planteamiento carecía de la menor coherencia ideológica: ¿pretendía la regeneración de la República o buscaba la mera restauración borbónica? ¿Qué identificaba, por otra parte, a conjurados civiles tan poco asimilables en sus personalidades respectivas, como podían serlo Romanones, Lerroux y el asturiano Melquíades Álvarez, al que supuestamente se le atribuyó la autoría de la proclama subversiva? Y, sobre todo, ¿cómo ignorar la inexistencia de un respaldo popular mínimamente estimulante? Harto significativo es el hecho de que el general Franco, invitado por dos veces a sumarse al golpe, por el propio general Sanjurjo, una en La Coruña, donde ejercía el mando de la Comandancia Militar, y otra en Madrid, lo descalificase discreta pero explícitamente, con su manifiesta inhibición. «Nunca se creyó que llegaría el momento de combatir», escribiría el ayudante de Sanjurjo, el entonces teniente coronel Esteban Infantes, en sus recuerdos del episodio. Su final estaba, pues, cantado.
Con «la sanjurjada» la joven República resistía con éxito la primera reacción violenta de una derecha a la que una previa y sistemática persecución por parte de los más radicalizados sectores de la izquierda contribuía a hacer salir del ensimismamiento en el que la había sumido el «shock» del 14 de abril. Contra todos los supuestos, no serían los dinásticos, ni aun siquiera la derecha tradicional quienes primero enarbolasen la bandera de la rebeldía frente al nuevo régimen. Bastante tenían unos y otros con lamer sus propias heridas. Serían, contrariamente, comunistas, anarquistas y nacionalistas -los socialistas lo harían más tarde- quienes se apresurarían a dejar claro, algunos en cuestión de horas, que la república burguesa que preconizaba don Niceto no constituía su desiderátum.
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LoginBien, dices que la derecha no gobernaba cuando se produjo la revolución del 34. Te equivocas. Veamos:
El bienio radical-cedista (
1933-1936)
Tras las elecciones, Lerroux formó un gabinete conformado exclusivamente por miembros de su partido. La CEDA apoyó al gobierno desde el Parlamento. Lerroux se vio así obligado a iniciar lo que los grupos de derecha reclamaban, una política de rectificación de las reformas del bienio anterior. Esta nueva política se concretó en la paralización de las reformas iniciadas:
Paralización de la reforma agraria, con la consiguiente expulsión de las tierras que habían ocupado de miles de jornaleros.
Paralización de la reforma militar y designación para puestos clave de militares claramente antirrepublicanos como Franco, Goded o Mola. Esta nueva política fue completada con un amnistía para los participantes en el golpe de Sanjurjo en 1932.
Conciliación con la Iglesia Católica.
Paralización de las reformas educativas. Parón en el programa de construcciones escolares y anulación de la enseñanza mixta.
Enfrentamiento a los nacionalismos periféricos. Freno al proyecto de Estatuto de Autonomía vasco, presentado por el PNV y enfrentamientos con la Generalitat catalana, que presidía Lluis Companys, dirigente de ERC, desde enero de 1934.
Radicalización del enfrentamiento político
En un contexto de crisis económica internacional y de triunfo de los extremismos en Europa con el triunfo de Hitler en 193 y la consolidación de la dictadura de Stalin en la URSS, la lucha política se radicalizó en nuestro país. España se polarizó entre las "derechas" y las "izquierdas".
Derechas:
La CEDA de Gil Robles agrupaba a las clases medias y populares católicas. Las Juventudes de Acción Popular (JAP), organización juvenil del partido, tenían ya en aquel momento rasgos claramente fascistas.
En Renovación Española, dirigida por Calvo Sotelo, se agrupaban los monárquicos con posturas cada vez más extremistas y antidemocráticas.
Finalmente, la Falange Española de Jose Antonio Primo de Rivera se fusionó en 1934 con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) de Ledesma. Quedaba así constituido el núcleo político de ideología fascista en España.
Izquierdas:
La Izquierda Republicana de Manuel Azaña agrupaba el centro-izquierda que había optado por una política de reformas y de alianzas con el movimiento obrero.
El PSOE, el mayor partido obrero, estaba dirigido por un grupo de líderes a menudo enfrentados. Indalecio Prieto y Largo Caballero representaban el ala más moderada y más radical del partido. En general, el PSOE vivió un claro proceso de radicalización.
El PCE seguía las nuevas directrices de la Komintern y buscaba una alianza de la izquierda contra el fascismo. La experiencia alemana y el ascenso de Hitler en enero de 1933 habían hecho rectificar a Stalin y buscar alianzas con todas las fuerzas de centro-izquierda.
La CNT seguía ligada a la acción revolucionaria, aunque había quedado muy mermada tras el fracaso de la insurrección de diciembre de 1933.
Los continuos enfrentamientos del gobierno de la Generalitat catalana con el gobierno de derechas de Madrid habían propiciado que la Esquerra Republicana de Catalunya dirigida por Lluis Companys girara a la izquierda en sus posiciones políticas.
Revolución de Octubre de 1934
La creciente tensión entre los dos polos políticos culminó con la entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno en octubre de 1934. Esta remodelación del gobierno fue interpretada por la izquierda como el anuncio del triunfo inminente del fascismo en nuestro país. La cada vez más radicalizada izquierda, PSOE, UGT, CNT, PCE, llamó a la huelga general contra el gobierno. El seguimiento fue muy desigual.
El movimiento fracasó en Madrid. El gobierno acuarteló a las tropas y detuvo a los principales dirigentes socialistas y comunistas.
En Barcelona, Companys, desde la presidencia de la Generalitat, dirigió una insurrección con claro matiz independentista. La revuelta fue rápidamente reprimida por del Ejército.
Lo peor ocurrió en Asturias. Aquí la huelga general triunfó y degeneró en una verdadera revolución organizada por la UGT y la CNT. La persistencia de la insurrección llevó al gobierno a optar por la represión más brutal. La Legión, dirigida por el general Franco, fue la encargada.
El balance de la Revolución de Octubre de 1934 fue aterrador: más de mil trescientos muertos, el doble de heridos, treinta mil detenidos, entre ellos Companys, Azaña, que no había apoyado el levantamiento, y los principales dirigentes del PSOE como Prieto o Largo Caballero.
La reacción del gobierno de derechas fue el endurecimiento de su política: se suspendió el estatuto de autonomía de Cataluña y se redactó una nueva Ley de Reforma Agraria, que en la práctica era una verdadera contrarreforma.
Sin embargo, las disensiones en el seno del gobierno eran crecientes. Las diferencias entre el Partido Radical y la cada vez más extremista CEDA eran evidentes. Un ejemplo de la orientación de la CEDA fueron los nombramientos que hizo Gil Robles, como nuevo ministro de Defensa. Militares claramente contrarios a la república y la democracia fueron designados para puestos clave en la estructura del Ejército. Franco, por ejemplo, fue nombrado jefe del Estado Mayor.
La crisis definitiva vino con un escándalo de corrupción, el escándalo del Estraperlo, que afectó a altos cargos gubernamentales. Lerroux y el Partido Radical cayeron en un descrédito total. La aparición de nuevos escándalos precipitó el fin de la legislatura y la convocatoria de nuevas elecciones a Cortes en febrero de 1936.
Casi 2.000 personas murieron en la revolución asturiana, algunas ejecutadas sin previo juicio, miles de republicanos y socialistas en toda España fueron encarcelados.El castigo a los rebeldes de 1934 suscitó las primeras divisiones en el seno del gobierno de centro-derecha. Gil Robles y la CEDA eran partidarios de la aplicación de varias penas de muerte. Alcalá Zamora les recordó las medidas de gracia impuestas a los conspiradores de 1932 y no las ejecutó por lo que los ministros de la CEDA retiraron el apoyo al gobierno radical de Lerroux aunque en marzo de 1935 se vió obligado a incluir cinco nuevos ministros de dicha formación y con Gil Robles al frente del Ministerio de la Guerra. Pero en octubre de 1935 el gabinete se hundió debido al escándalo del “estraperlo” en el que Lerroux quedó bastante mal parado. El Partido Radical se desmoronó y el 4 de enero de 1936 el presidente de la República tuvo que disolver por segunda vez las Cortes. Las nuevas elecciones quedaron fijadas para el 16 de febrero.
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LoginAsí se vivieron las últimas elecciones de la II República
Un 16 de febrero de hace 75 años se celebraron las últimas elecciones democráticas de la República. Meses después, el 18 de julio de 1936, el golpe de estado dio paso a la Guerra Civil, a cuyo término se impuso el largo periodo de silencio del franquismo. Aquellos comicios dejaron tras de sí un clima enrarecido. Así se vivió, y así lo contaron los periódicos:
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LoginResultados de las elecciones a Cortes en febrero de 1936:No puedes ver los enlaces.
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