Según criterios económicos fomentados por el Estado del Bienestar y por otro tipo de consideraciones, desde bien pequeñines se nos impone la educación: escolarización a los tres años, EGB, ESO, bachiderato, selectividad, carrera....., ¡¡todo sea por los postulados económicos: "capital humano", productividad,...!!. Pues bien, no contentos con todo ello, a los licenciados de Derecho se les impone la dichosa Ley 34/2006, de consecuencias que no es necesario volver a repetir.
No se quien ha sido el lumbreras que ideó el parto, pero si está claro el trasfondo del asunto, la "ratio legis" de la norma: tener distraídos por dos años más a los estudiantes de Derecho. De un lado no compiten con los agentes jurídicos -que son muchos- y, de paso, no engrosan las listas del paro. Para ello se aducen explicaciones -excusas- variadas basadas en la formación.
Me sorprende ver que en un escenario de liberalización económica y profesional como es el que impone la UE -honorarios libres, ley Omnibus, etc...-, en España, como siempre, se nada a contracorriente, somos europeos "pero poco" o para lo que nos conviene y no existe eso que se suele denominar "equidad horizontal" -tratamiento igual a los iguales-.
Un arquitecto puede proyectar y dirigir al día siguiente de obtener su título una edificación destinada a 200 viviendas -o más- y ello, según la filosofía de la ley, debe tener menos responsabilidad que llevar un caso de jurisdicción voluntaria en un juzgado de 1ª instancia, pues a los abogados se le impone un plus de formación -otros dos años y pico-
Una carrera te da unas bases sólidas de conocimiento, pero el buen hacer profesional, la "ley artis" del oficio, sólo se aprende con la experiencia, la práctica y la interminable gama de problemas que se te plantean día a día. Equivocándote aprendes y este es un problema que por más educación que recibas no podrás evitar, porque las cosas no son blanco ni negro y menos en Derecho.
Como rectificar es de sabios, espero que quien ideó la ya, por desgracia, famosa ley, pueda reconsiderar sus conclusiones en aras de argumentos como estos o como mil otros que se pueden alegar. Pero mucho me temo que si Dios, o nosotros, no lo evitamos se puedan salir con la suya.
Esta es una batalla que deberíamos librar ya, pero ojo, puede ser que el enemigo lo tengamos en casa.
NO A LA LEY 34!2006.