¿Porque nadie abre un post titulado; el papel de los sindicatos en la 2ª República?, porque al menos lo curas no mataban.......
Con la proclamación de la República, el nuevo orden constitucional debía amparar la libertad de cultos y desarrolar un proceso de secularización que permitiera superar la tradicional identificación entre el Estado y la Iglesia Católica, uno de los elementos clave de legitimación de la monarquía. Los republicanos anunciaron su determinación de crear un sistema de escuelas laicas, introducir el divorcio, secularizar cementerios y hospitales y otras medidas. Pero
la Iglesia no estaba dispuesta a dejar que esto ocurriera. Así, el 1 de mayo, el cardenal Pedro Segura publicó una pastoral en la que
instaba a los fieles a unirse para salvar los derechos amenazados de la iglesia. La pastoral fue considerada una declaración de guerra por muchos republicanos, incrementando el sentimiento anticlerical de muchos ciudadanos
En la mañana del 10 de mayo de 1931 se inauguraba en la calle Alcalá el Círculo Monárquico, con el objetivo de organizar a los leales a Alfonso XIII. Durante el acto sonaron los acordes de la Marcha Real, lo que provocó que algunos viandantes espontáneos intentaran forzar las puertas del inmueble, teniendo que intervenir las fuerzas públicas. Corrió por la ciudad el rumor de que un taxista había sido asesinado por un monárquico durante estos enfrentamientos y hubo un intento de incendiar el edificio del diario monárquico ABC. Aunque la Guardia Civil logró evitar el asalto, varias personas resultaron heridas, lo que contribuyó a preparar los sucesos del día 11
Pedro Segura y Sáez, (Carazo, Burgos, 4 de diciembre de 1880 - Madrid, 8 de abril de 1957), fue un clérigo español, miembro de la jerarquía eclesiástica, fue cardenal primado de España hasta su destitución en 1931. Desde 1937 hasta su fallecimiento fue arzobispo de Sevilla.
En 1931, a poco más de 15 días de la proclamación de la República, lanza una violenta diatriba contra el régimen recién establecido, afirmando en una pastoral:
«Cuando los enemigos del reinado de Jesucristo avanzan resueltamente, ningún católico puede permanecer inactivo».
Esta afirmación tajante no era compartida, al menos en público, por la totalidad de los católicos y en todo caso no lo era por los que pensaban como el grupo dirigente del periódico El Debate, fundado por el que más tarde sería cardenal Herrera Oria. Segura llegó a calificar como "papelucho liberal" a este periódico por defender una visión accidentalista de las formas de gobierno, incompatible, a su juicio, con un buen católico.
El 13 de mayo de 1931, marchó a Roma, volviendo el 9 de junio, pero cuatro días más tarde es detenido y expulsado de España. Poco tiempo después se intervienen unos documentos al obispo de Vitoria, al ir a cruzar la frontera, por los que Segura ordenaba la venta de bienes eclesiásticos en España y el envío del producto de la venta fuera del país.
Estos hechos hacen que el gobierno republicano presione ante la Santa Sede para que se le sustituya en la archidiócesis de Toledo. Segura, enterado de estas gestiones, se había ido resistiendo, pero finalmente envía una carta a Pío XI poniendo a su disposición el cargo. El papa acepta el ofrecimiento y el cardenal, tras pasar por Bayona y Lisieux es incorporado a la curia pontificia donde permanece hasta el año 1937.
La Agrupación al Servicio de la República condenó los hechos en un artículo publicado en El Sol el 11 de mayo, firmado por Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset, R. Pérez de Ayala:
Quemar conventos e iglesias no demuestra ni verdadero celo republicano ni espíritu de avanzada, sino más bien un fetichismo primitivo o criminal que lleva lo mismo a adorar las cosas materiales que a destruirlas.
El alcalde socialista de Madrid publicó el siguiente bando:
El pueblo, que siempre dio pruebas de la más noble elevación espiritual (…) no puede olvidar en estos momentos que junto a los edificios que pretende destruir hay casas donde habitan millares de convecinos (…) ancianos (…) a los que las llamas (…) no podrían distinguir ni respetar. Por ello, si la indignación prendió el fuego, apáguenlo los corazones generosos de los madrileños.
La República española y la guerra civil (1931-1939), 1965, Princeton University Press, Princeton, New JerseyEn 1936, se habían instalado metralletas y almacenado municiones y explosivos en las Iglesias a disposición de los sublevados. Hasta los sacerdotes dispararon contra los repúblicanos desde los campanarios y fueron chivos expiatorios de los falangistas para que estos secuestraran y diesen el paseillo a muchos republicanos a los que delataron, así como a familiares.
No puedes ver los enlaces.
Register or
Login