Me vais a perdonar que os diga, “camaradas” (digo mientras me río por lo bajini).
SÍ, a mí sí me importa. Me parece una monstruosidad y una contradicción repugnante, el matrimonio homosexual. He rechazado muchas veces el puritanismo, pero esto ya me parece antinatural, va contra nuestra cultura y es un insulto a la razón. Por lo tanto estoy en contra.
Sí, hay que hacer política, no todo es gestión y no sólo de pan vive el hombre y a veces hay que hacer un poquito de circo. Pero bromas aparte, creo que sí, que hay que tomar decisiones de calado. O se negocia o no con los terroristas, las penas se endurecen o se ablandan, y o se legaliza el matrimonio homosexual o no se legaliza. Y en este sentido ilegalizar el matrimonio homosexual es una opción política absolutamente legítima.