A ver: técnicamente, si A rompe un escaparate bajo el paraguas de una organización terrorista, A es un terrorista.
Si B hace lo mismo, pero no está claro bajo qué paraguas lo hace o si lo hace por su cuenta, B técnicamente no es un terrorista.
Ahora bien, para que a B no lo confundan con A, lo que tiene que hacer B, es no romper escaparates.
Pero ahora, yo puedo complicar aún más el caso y meter aquí a C, que es un sindicalista, que rompe escaparates y eso sí que es práctica habitual de los sindicatos, porque el comerciante se niega a hacer huelga.
Entonces eso hace que el observador, no distinga muy bien entre A que es claramente terrorista y C, que hace lo mismo que A, bajo el paraguas de una organización sindical, que sistemáticamente mete a matones para que el que no quiera hacer huelga, la haga. Y la perplejidad de ese observador, va en aumento cuando ve que ese sindicato que da cobertura a matones, no sólo no es ilegalizado, sino que además recibe cuantiosas subvenciones públicas. Bueno, en realidad este observador no está perplejo, porque ha visto por ejemplo, como un sucedáneo de tribunal nombrado a dedo por los partidos, ha legalizado sistemáticamente a todas las marcas con las que eta se presentó a las elecciones, pero creo que me he explicado perfectamente. (Modestia aparte).