Dicen que "Cuando el río suena, agua lleva". Hablando de ríos, es cierto. Pero, en general, recurrir a refranes o expresiones preconformadas no es muy bueno. Recuerdo haber leído que, en la Argentina de Videla, cuando se llevaban a alguien, para "desaparecerlo", había personas que se decían, "algo habrá hecho". Magnífica respuesta para acallar sus conciencias (y consciencias). Tal como dice Mirella, "hechos, no rumores". O, en román paladino, "Obras son amores, que no buenas razones" (nota: "razones"="explicaciones, historias").
El enlace de Mirella es perfectamente correcto. Da la opinión de los autores del libro de Akal.
Parece que los padres han olvidado, parece, que en los centros sostenidos con fondos públicos tienen presencia en el Consejo Escolar. También los alumnos. Que los libros los escoge el profesor de la materia, pero que tanto los padres como los alumnos pueden montar un buen cirio si el libro está muy sesgado. La escuela no debe sólo formar ciudadanos, personas partícipes de la sociedad, sino que también debe enseñar "ciudadanía", es decir, que, frente al individualismo consumista tan feroz que nos gobierna últimamente, volvamos a un planteamiento de solidaridad y comunidad. No estaría nada mal.
En EPC cabe de todo, efectivamente, y el Gobierno de turno no elige los libros; los libros de texto no se homologan; ha presentado un programa base muy amplio que permite muchas interpretaciones; hay una cosa llamada "libertad de cátedra".
Que en algunos libros se habla del matrimonio homosexual? Pues vaya, cómo andamos. Es la Ley. Y mientras el TC no diga lo contrario (cosa que dudo), la Ley es la Ley, dura lex sed lex, es la realidad, España no es el único país que lo ha reconocido, y ya sabemos lo que es un matrimonio, civil o canónico, un negocio jurídico complejo, os lo recuerdo, y, ¿a quién le importa que dos homosexuales se casen, y se impliquen en una serie de obligaciones y derechos? A mí me da francamente igual, de verdad, lo que la gente haga o deje de hacer, es más, la vida íntima, la sexualidad de cada uno, es cosa suya en la que ni pincho, ni corto, ni pienso entrar. Faltaba más. Los obispos hablaban de que era como una "alteración de la moneda", madre mía, como si la moneda se basase en el patrón-oro en la actualidad, ¿acaso creen que la gente los entiende? Y, por cierto, ¿por qué, ya puestos, no nos hablan de que el matrimonio verdadero, chachi piruli, como debe ser, es el canónico, anulable, como ya sabemos, en ciertos casos tasados, si se tiene, me figuro -siempre podéis contradecirme- dinerito para ello?
Ya lo señalé en un post anterior. Son escasas las materias a través de las cuales no se transmiten valores. Es más, hay incluso valores asociados a llevar uniforme o no. Pensadlo. Revisad los libros de vuestros hijos. Hay valores en todo, en el stema educativo: el Cid (pero contrástese con los romances del Cid); la expulsión de los judíos (pero no se dice que la Corona recurría frecuentemente a ellos, ni lo que dijo entonces el Sultán de la Sublime Puerta, ni se nos cuenta exactamente por qué había un bando contrario a la que fue luego Reina Isabel); las referencias a Maquiavelo (pero no se contaba que Fernando de Aragón fue un modelo de príncipes, para él); Santa Teresa de Jesús (que quiso ser mártir a muy tierna edad; no nos hablaban los libros de la "Cruzada de los niños"); la Inquisición (¿sabíais que un libro tan relativamente inocente como "El Lazarillo de Tormes" estuvo censurado hasta mediados del siglo XIX? ¿Que Jovellanos ya discutía la necesidad de la pena de muerte? La Filosofía: ¿acaso no pone en cuestión todo?); las escasísimas referencias a mujeres escritoras; la selectividad (¿se ha dado alguien cuenta de que el expediente del centro docente también cuenta para sacar la nota de corte?)... Yo, que he sufrido una educación franquista, a pesar de todo he salido muy crítico, vaya por Dios. La gente sobrevive a cualquier cosa, incluso a una educación sectaria.
En general, los profesores respetarán las ideas de los alumnos y alumnas. Lo que van a hacer, probablemente, es presentarles un abanico de realidades, y una variedad de otras ideas. A través de ellas, los alumnos y alumnas podrán reflexionar. Ser más libres, incluso.
Volviendo al punto crucial. ¿Pueden los padres -y alumnos- negarse a una asignatura? ¿Existe base jurídica para ello? Me temo que no. y la Iglesia debería recordar aquello de "Dar al César lo que es del César".