Dices:
Basta llegar aquí para tener la plena seguridad de que no se van a morir de hambre y eso, para alguien que está a diario pasándolas canutas, ya es mucho.
¿En serio eso te parece algo malo?
Pues si yo tengo que contribuir a pagar sus gastos de manutención de forma obligada, como está sucediendo en la actualidad, sí. Sí me parece muy malo.
Mesetario, no lo sé, pero dudo mucho que la mayoría de las personas que hay en las cárceles españolas sea extranjera. Tampoco creo que nadie deba tener miedo a la hora de viajar a otro país.
Según los datos oficiales relativos a diciembre de 2007, había un total de 69.156 internos en las cárceles españoles. De los cuales, un 34,8 % eran extranjeros. Como verás, la proporción de extranjeros encarcelados en España es muy superior a la de extranjeros residentes en relación con el total. Eso, no hará falta destacarlo mucho, equivale a decir que delinquen -o que se les pilla- más que los nacionales.
Durante el siglo XIX sudamérica recibió un aluvión de inmigrantes llegados de España, sobre todo de Galicia, en el siglo XX pasó lo mismo con países como Alemania o Suíza, gracias a eso, muchos españoles pudieron sacar a sus familias adelante y algunos hasta enriquecerse.
Sí, si eso es cierto, pero como le dije a un pringaillo ¿y qué? Yo no fui uno de ellos y no tengo porqué pagar por lo que hicieron otros. Además, no podemos comparar de ninguna de las formas a los emigrantes españoles hacia centroeuropa de los años sesenta con los que nos vienen ahora. En Alemania, en Suiza y en otros países de su entorno no había dos millones y medio de parados, como aquí. Y allí no estaban ociosos precisamente.
A mí me parece que hay que tener un par de pelotas para hacer la maleta y abandonar todo lo que tienes y a las personas que quieres para poder salir de tu miseria, sencillamente por este hecho ya deberíamos ser un poco más solidarios.
Lo de las pelotas es relativo. Si ya de entrada vemos que allí no tienen nada, poco pueden dejar atrás. Y por las personas que quieren no te preocupes mucho, que se las traen rápido vía reagrupación familiar. Lo de la solidaridad pues mira, por mi parte va a ser que no, porque eso, cuando hablamos de esta gente, me huele a morro. Pero vamos, tu puedes hacer lo que gustes, por supuesto.
Repito, no sé a cuantos inmigrantes conocereis vosotros, pero yo conozco a unos cuantos y ninguno es un delincuente. De hecho conozco a bastantes más delincuentes españoles que inmigrantes.
Cada vez que voy a trabajar me veo obligado a tratar con entre 300 y 400 emigrantes, para mi disgusto, pero de algo hay que vivir. En lo de los delincuentes no puedo contestarte, porque afortunadamente conozco a muy pocos, por no decir ninguno, que yo sepa.
Pero vamos, siendo tu mujer, me resulta muy extraño que opines así, puesto que si te fijas cerca del 56 por ciento de la violencia de género que se produce en este país proviene de extranjeros hacia sus parejas. Y eso, si me molesta a mí siendo hombre, me molestaría mucho más si fuera mujer.
De verdad es que os leo y me pregunto cuántas veces os habrá atracado algún rumano o algún moro... porque me parece que hablais más desde el prejuicio que desde la experiencia personal.
No te tomes a mal lo que voy a poner, pero... tampoco me ha atracado ninguna mi-el-da (lo pongo así para que el sistema ese no lo borre) y no por ello me va a gustar. A mí no me gustan. No me gustan nada. Creo que no aportan nada y que, por el contrario, machacan a los trabajadores españoles gracias a que se prestan a servir de munición para cierto tipo de empresarios que ahora prolifera. Si a eso le añadimos que delinquen en mayor proporción, que los gastos sociales que provocan por familia reagrupada -o no reagrupada, porque se ha generalizado el turismo sanitario- son mayores que los de las familias españolas, que la contribución promedio a las arcas de la Seguridad Social es muy inferior también... pues mira, no. No me gustan. Y desde luego yo no los quiero aquí.