Para los psicólogos, en este caso, "sentirlos" equivale a "percibirlos". En ningún caso es cuestión de aceptarlos.
Recuerdo una conocida, lesbiana, que estaba muy angustiada al tener que comunicar a sus amantísmos padres su condición. Sabía que la querían mucho pero no sabía cómo reaccionarían en el momento de confesarles que tenía pareja de su mismo sexo.
Cuando le pregunté que tal había ido la charla con sus padres, me contestó: "muy bien, pero desde aquél día no he aparecido más por casa". Le pregunté por qué. Me conterstó que lo habían entendido, que nada le reprochaban pero que, durante la amable y comprensiva charla el padre en tono dulce y cariñoso le dijo, " hija, los gays y lesbianas también sois humanos".