El mismo escepticismo, aunque mucho más hostil, lo tengo yo. ¡Qué pérdida de tiempo, de dinero, que desperdicio de juez! Unos autos para nada, para perjudicar a un partido de hijos de puta y favorecer a otro partido de hijos de puta.
Política, envilecimiento, infantilismo, despifarro, perversión de las leyes, perversión de la sociedad, demagogia.
Lo curioso es cómo cambian el chip a las buenas gentes, cómo los hijos de puta del partido A, buscan volverte hijo de puta, para que les ayudes a jorobar a los mamones del partido B. Entonces para arreglar el problema del partido A, tienes que ser hijo de puta, y apoyar todas las canalladas del partido B, lo que supuestamente te ayudará a debilitar al partido A, que tanto te jode y eliminado el problema del partido A, automáticamente todo irá mejor: te multiplicarán el sueldo por cuatro, te cobrarán la décima parte de los impuestos, mejorará la cosecha, los vinos serán mejores, las playas se contaminarán menos, los pisos serán más baratos, etc. etc. etc.
Cuando la realidad es que la corrupción y el sectarismo alcanzan a todos los sectores de la sociedad, que convierte la indecencia en un modo de sobrevivir. No es necesario progresar y mejorar: basta con maquinar la realidad, para creer que se prospera o mejora.
Entonces la natural buena fe y colaboración, en otros ámbitos, cuando llegamos a este, lo convertimos en paranoia, conspiracionismo y ceguera. Ese es el sucio negocio de los políticos: de eso viven.
La vida es sueño y los sueños, sueños son.