El Vaticano insiste en que la mayoría de los abusos son de tipo homosexual
ROMA, 14 Abr. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Gloria Moreno) -
El Vaticano insistió este miércoles en que la mayor parte de los abusos a menores cometidos por sacerdotes católicos son de tipo homosexual, según las estadísticas de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Así lo recordó el director de la sala de prensa del Vaticano, Federico Lombardi, a través de un comunicado en el que quiso responder a la polémica que el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, generó este lunes al vincular la pedofilia con la homosexualidad.
Lombardi se remitió a los datos estadísticos relativos a las causas de los abusos a menores afrontadas en los últimos años por la Congregación para la Doctrina de la Fe y que el promotor de Justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, monseñor Charles J. Scicluna, hizo públicos recientemente.
Según estas estadísticas, el 10 por ciento de los abusos a menores cometidos por sacerdotes son "casos de pedofilia en sentido estricto", mientras que "el 90 por ciento de los casos debe definirse más bien como efebofilia, es decir, abusos a adolescentes". De éstos, "el 60 por ciento se refieren a individuos del mismo sexo, mientras que el 30 por ciento son de carácter heterosexual".
Lombardi precisó que estos datos "se refieren evidentemente a la problemática de los abusos por parte de sacerdotes y no a la población en general". Asimismo, admitió que, más allá de recabar estos datos estadísticos,
"las autoridades eclesiásticas consideran que no es de su competencia hacer afirmaciones generales de carácter específicamente psicológico o médico", las cuales corresponden más bien a "los especialistas y a las investigaciones en curso sobre la materia".Independientemente del nombre que se le asigne al delito, no deja de ser una aberraciòn.
Porque ¿Qué características tiene habitualmente un pedófilo?
Los agresores sexuales no siempre son los "viejos verdes" que imaginamos. Son personas consideradas "normales" desde casi todos los puntos de vista. Muchas veces son personas respetadas, incluso aparentan firmes valores morales y religiosos.
La pedofilia abarca un sector de abusadores sexuales que optan por fijarse en niños de cierta edad. No obedecen a un perfil psicológico determinado, pueden ser muy funcionales en algunos ámbitos y no son de personalidades extremas. Son personas inmaduras emocionalmente, con poca capacidad de contactarse con el otro, centradas en sus necesidades. Incluso son valoradas socialmente.
A esto hay que sumarle la habilidad para lograr mantener sus agresiones en secreto.
En su mayoría los pedofílicos son hombres, menos agresivos que los violadores; muchos de ellos son alcohólicos o sicóticos de mente torpe o asociales, y su edad fluctúa entre los 30 y 40 años; generalmente, de fuertes convicciones religiosas. En general, son hombres débiles, inmaduros, solitarios y llenos de culpa
La personalidad del agresor de mediana o mayor edad es de un individuo solitario y con dificultad para establecer relaciones heterosexuales normales, suele tener baja autoestima, con pocos recursos para enfrentar situaciones de estrés y frecuentemente abusa del alcohol y/o sustancias. Por lo general, no presenta trastorno psicopatológico. Sin embargo, se ha visto que dos tercios de los reclusos pedofílicos maduros llevaron a cabo esta conducta en momentos que sufrían de situaciones estresantes
El pedofílico puede llegar a sentirse culpable, pero no es capaz de detenerse porque adictivamente empieza a necesitar otros niños cerca de él.
Poco se sabe de las causas, pero se dice que una de ellas es el aprendizaje de actitudes negativas hacia el sexo, como experiencias de abuso sexual durante la niñez, sentimientos de inseguridad y autoestima baja, con dificultad en relaciones personales, etc.; lo que facilita la relación adulto-niño.
La mayoría de estos agresores niegan el abuso con vehemencia. Sólo bajo evidencias legales y presión, algunos aceptan la acusación parcialmente, pero afirman que:
"No fue nada grave, nada de importancia".
"No le hice daño".
"La culpa fue suya".
Cuando se ven descubiertas suelen afirmar que lo sienten muchísimo, que nunca lo volverán a hacer, que ocurrió porque estaban borrachos o drogados. Los agresores sexuales son muy convincentes,
hasta tal punto que quizás nos hagan dudar seriamente del menor. Pero recordemos que las niñas y niños no mienten sobre una cuestión tan grave, ya que poco o nada sabían sobre el sexo y su lenguaje.
A pesar del remordimiento que puedan sentirlos agresores sexuales, sabemos que suelen reincidir y repetir sus abusos, a no ser que intervenga alguien y los frene. Prácticamente ninguno desistirá voluntariamente sino que necesitará una intervención judicial. Asì pues esta y no otra es la manera de frenar lo que parece una practica usual en la Iglesia Catòlica.
Un saludo
Maria