Para los que vamos a la segunda semana....esto ha escrito un compañero en ALF y me parece muy interesante:
La decisión del equipo docente de anular la pregunta 3 en lugar de darla por buena a todos supone en algunos casos transferir las consecuencias de su fallo al alumnado. Es así por una sencilla cuestión de cálculo. En mi caso respondí 16 preguntas y dejé sin contestar 4 como puede comprobarse fácilmente, pero no lo hice porque sí, sino porque era lo más adecuado para un examen de 20 preguntas. Para explicarlo os propongo el caso más sencillo que es el del alumno que decide responder a 11 en vez de quedarse en 10 preguntas. Nunca se deben responderse 11 preguntas. Pasar de 10 a 11 preguntas respondidas supone aumentar las probabilidades de suspender sin aumentar las de aprobar. Si tienes 10 acertadas de 10 respondidas estas aprobado, pero si cometes el error de responder la 11, te arriesgas a quedarte en (10 x 0,5) – 0,25= 4,75 y suspender. Parece claro que no vale la pena arrostrar el riesgo de suspender por la posibilidad de mejorar tu nota de 5 a 5,5.
Se produce este mismo efecto al responder 11, 12, 14, 15, 17, 18 y 20 preguntas, que no mejoran sino que empeoran las probabilidades de aprobar respecto a contestar 10, 13, 16 y 19.
En mi caso, al anularse una pregunta de las 16 que contesté se me ha dejado con 15 contestadas de las cuales 11 serían acertadas y 4 falladas; suspendido. Pero es que jamás hubiera yo hecho esto. Siempre me hubiera interesado contestar la pregunta 16 y así lo hubiera hecho, porque si la hubiera fallado seguiría igual de suspenso (11 y 5), pero si la hubiera acertado, estaría aprobado (12 y 4). La probabilidad en concreto de aprobar habría subido hasta el 33,3 % en el caso de haber respondido la pregunta 16 al azar, pero si hubiera podido descartar una de las respuestas (cosa más que probable), habría subido hasta el 50 %.
Pero con ser bastante, la cosa no queda aquí, lo que aparentemente es una decisión ecuánime y sensata del equipo docente tiene otro aspecto perverso que solo voy a apuntar pero que se puede desarrollar como en el caso anterior y es que, y considerando de nuevo el caso más sencillo del alumno que respondía solo a 11 preguntas y estaba suspendido por haber fallado 1, en el caso de que se anule una pregunta del examen que él no hubiera contestado y se pondere sobre 19, la pregunta acertada pasaría a valer 0,5263, la fallada restaría 0,263, y el alumno aprobaría (0,5263 x 10) -0,263= 5. De forma similar ocurrirá a otros tantos que hayan contestado 14, 17 y 20 preguntas que en muchos casos pasarán a aprobar sin tener nada que ver porque no habían contestado la pregunta de marras.
La decisión de anular la pregunta 3 carga sobre el alumno que se encuentra en las circunstancias arriba reseñadas las consecuencias de un fallo del que no es responsable y produce una disminución de sus probabilidades de aprobar cuantificable entre un 33,3 y un 50 %.
Por todo lo anterior considero que la solución dada por el equipo docente a las reclamaciones por el error del enunciado de la pregunta 3 perjudica a unos y beneficia a otros de forma injustificada y que por tanto debería ser modificada. Solicito se de por recibida esta nueva reclamación y propongo que como mejor solución, la pregunta 3 se de por buena a todos o al menos a los que nos encontramos en las circunstancias arriba reseñadas.